OPINION

Las claves del éxito de Barcelona 92 y por qué hoy aquello nos parece un sueño

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Los  atletas extranjeros que tuvieron la oportunidad de asistir a los Juegos Olímpicos de Barcelona se fueron con muy buen sabor de boca. Todo funcionó a la perfección y, encima, la comida fue sobresaliente.

Aquel año España se puso de moda porque también se celebraba el Quinto Centenario del Descubrimiento de América y se había organizado la Exposición Universal en Sevilla.

Pero 1992 fue recordado sobre todo por los Juegos. Pasaron muchas cosas novedosas: fue la primera vez en muchos años que no se sufrió boicot de algún país por la Guerra Fría. Sudáfrica tuvo un sitio después de muchos años de aislamiento (Mandela había sido excarcelado dos años antes). Y también fue la primera vez que se presentaban un montón de países procedentes de la antigua y desmembrada URSS.

Los Juegos Olímpicos supusieron una extraordinaria campaña de relaciones públicas para España, pero sobre todo, para Barcelona. La ciudad se puso en la agenda turística de medio mundo, o por lo menos, de aquel medio mundo que aún no conocía la Ciudad Condal. Durante meses, se estuvieron remodelado barrios enteros de Barcelona, y se logró incluso acabar con zonas depauperadas.

En principio, se previó una inversión de 237.000 millones de pesetas para Barcelona 92, pero la cifra fue subiendo hasta llegar a los 926.000 millones de pesetas (casi 6.000 millones de euros), más de cuatro veces más. Fue la mayor inversión pública y privada en la ciudad de Barcelona.

Hubo mucho politiqueo detrás de los Juegos porque se peleaban la administración central, la autoómica y la municipal. Pero al final, todo aquellos se superó porque había un objetivo común: celebrar los Juegos y hacerlo de forma superior.

El mejor análisis de los Juegos lo realizó la Universidad Autónoma de Barcelona (pinchar aquí). En resumen: se creó mucho empleo, se proyectó Barcelona, y siguió habiendo noticias positivas durante mucho tiempo después. Se habla incluso del 'modelo Barcelona', que consiste en cambiar la fisonomía de una ciudad mediante un acontecimiento de interés mundial.

Según este estudio de la UAB, este fue el decálogo del éxito.

1. Acuerdo institucional.

2. Economía mixta: dirección pública y gestión privada.

3. Organismos distintos: para organizar los Juegos (deporte) y para llevar a cabo la construcción (piedra).

4. Principio de los circulos concéntricos. Los recursos olímpicos no son gastos sino inversiones.

5. Maximizar las inversiones y minimizar los gastos.

6. Principio de excelencia: en dos semanas de excelencia, se igualan no solo los esfuerzos organizadores anteriores, sino también los futuros.

7. El primer beneficiario de los Juegos es el Estado: a medio plazo, siempre surge un superávit fiscal.

8. Desde una perspectiva estratégica, el periodo más importante empieza después de los Juegos.

9. Las inversiones olímpicas son el legado.

10. Se requiere una continuidad en las inversiones para mantener y sacar provecho del nuevo posicionamiento estratégico de la ciudad y del país

Lo más destacado, como recalca el informe, fue la colaboración de intereses públicos y privados, y la colaboración del estado en todos sus niveles: administración central, autonómica y local.

Nadie hubiera imaginado 25 años después, que esos tres niveles estuvieran casi rotos por culpa de la política y los nacionalistas radicales.

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