OPINION

Las nuevas tarifas de electricidad y el consumo responsable

Tendido eléctrico.
Tendido eléctrico.
EFE

La liberalización del mercado eléctrico es fundamental para lograr que nuestro modelo de economía de mercado avance bajo criterios de competitividad y transparencia. La posibilidad que el mercado nos brinda de poder elegir entre distintas propuestas comerciales para cubrir nuestras necesidades de energía eléctrica debería permitir reducir los costes, así como avanzar en un modelo de consumo más responsable y que tenga en cuenta tanto el origen de la energía primaria utilizada como la huella ecológica que lleva implícito nuestro consumo de electricidad.

La disponibilidad de una oferta energética amplia, tanto por la posibilidad de acogerse a diferentes modalidades de contratación como por la diversidad de agentes (existen en la actualidad más de 350 comercializadoras operativas), no debe hacernos olvidar que la electricidad es un bien de primera necesidad, escaso y que su generación en 2018 se realizó con un 59,9% de fuentes importadas lo que supuso unas emisiones de 54 millones de toneladas de CO2.

Si analizamos la publicidad de las ofertas disponibles en el mercado, tanto del sector tradicional integrado como de nuevos entrantes, podemos comprobar que las propuestas comerciales fomentan el consumo de energía no responsable porque la señal precio que ofrecen no tiene conexión con la realidad del coste de generación.

La oferta de electricidad debe tener, ante todo, una señal de precio veraz y transparente que se corresponda con los costes que se han producido para generar cada kWh en cada hora de consumo y está claro que ni el precio en máximo consumo puede ser cero ni el consumidor puede definir cuando este e debe ser mínimo.

Las ofertas que permiten elegir a los consumidores las horas o días en las que el precio de la electricidad es cero llevan implícito, por la elasticidad demanda/precio, un incremento de consumo y por lo tanto un incremento de la factura eléctrica soportada. Porque a estas alturas, nadie duda de que la comercializadora que está realizando la oferta no actúa como si fuera una organización sin ánimo de lucro.

La oferta de tarifas planas en precio para el consumo de electricidad (traslación del sector de la comunicación) no responde tampoco a la realidad si tenemos en cuenta que la disponibilidad de los recursos energéticos no es ni constante ni 100% gestionable ni durante las diferentes horas del día ni, por supuesto, a lo largo del año.

El cambio de modelo de consumo de energía implica una reeducación del consumidor para que se comporte de forma racional y eficiente y para ello el precio de la electricidad tiene que reflejar de forma fidedigna y transparente cómo se configura y cuáles son los elementos que lo componen. Con las actuales ofertas comerciales estamos provocando que la demanda de energía no tenga nada que ver con la disponibilidad de la oferta, es decir, estamos creando una demanda de electricidad contra natura y estamos fomentando un incremento de consumo.

Si nos preguntamos las razones de la proliferación de este tipo de ofertas deberíamos también preguntarnos: ¿para qué sirven las políticas de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) del sector eléctrico si su oferta comercial no fomenta el consumo responsable de su 'stakeholder' más importante que son los clientes?

El sector eléctrico, tanto el tradicional como los nuevos entrantes, debe asumir, dado que se encuentra en un mercado regulado y comercializa un producto básico, que su papel no es optimizar solo su cuenta de resultados sino también pensar en la necesidad de incorporar criterios de transparencia e información veraz para que sus clientes consuman de forma responsable y, por lo tanto, al menor coste. Si estas prácticas realmente se llevaran a cabo a lo mejor se revertiría el problema reputacional que hoy día tiene el sector eléctrico.

Más preocupante todavía es el papel que los organismos de control y supervisión tienen y como lo ejercen.

¿Por qué la Comisión Nacional del Mercado y la Competencia, CNMC, no ha actuado de oficio impidiendo que este tipo de prácticas comerciales estén en el mercado o informando al menos sobre el daño que ocasiona primar un consumo creciente tanto para el propio consumidor como para un país que carece de fuentes de energía propias? ¿No debería actuar la CNMC para que el consumo de energía tienda hacia la eficiencia, es decir, incorporando señales de precio reales o incluso marginalmente crecientes con el consumo? Lo que sí está claro es que el consumidor está huérfano de ayuda para poder cubrir sus necesidades energéticas de forma más barata y sostenible.

Espero que el futuro nos depare una oferta energética más cercana a nuestras necesidades horarias y no sigamos con contratos anuales en los que para poder sacar una ventaja comparativa tengo que conocer mi perfil de consumo para todo el periodo.

Los avances en Plataformas de intercambio entre pares, P2P, para consumidores y productores, y la tecnología Blockchain deben favorecer una oferta hora a hora según mercado y según nuestras necesidades, de forma que tengamos libertad para ser lo que nunca hemos sido: el centro del mercado eléctrico. Hasta que esto sea real, solo un deseo: que nadie tenga la sensación de que le han preguntado "donde está la bolita" cuando estaba firmando un contrato de suministro eléctrico

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