OPINION

¿'Quo Vadis' Unión Europea? El despropósito venezolano

Juan Guaidó
Juan Guaidó
EFE

¿Adónde vas Unión Europea? ¡Que no te reconozco! La Unión Europea y cada una de sus instituciones muestran desde hace ya años señales de la situación de estancamiento en la que se encuentran. La burocracia de la Unión, cada vez mayor y cada vez mas costosa, unido a los tortuosos procedimientos para la toma de decisiones, la convierten en un actor torpe y poco ambicioso.

Es cierto que Europa ha vivido a lo largo de su historia épocas de esplendor y otras de oscuridad y decadencia de forma alterna. Pero no olvidemos que las segundas no han durado un par de años, sino varios siglos hasta que se ha conseguido salir de ellas; y siempre con un cambio drástico de régimen político y con un conflicto bélico de por medio.

A pesar de que la memoria muchas veces nos traiciona, no debemos olvidar que en la historia reciente, desde la Segunda Guerra Mundial, inclusive, no ha habido conflicto en Europa que no haya requerido que otros de fuera (Estados Unidos) hayan tenido que venir a resolverlo. Algo parecido ocurre con aquellos conflictos y situaciones relevantes que suceden en el mundo y sobre los que los principales países deben tomar postura y decisiones. La Unión Europea se presenta ante la comunidad mundial como un actor clave y, sin embargo, cuando se le llama a la cuestión en situaciones relevantes, bélicas o no, normalmente su respuesta es timorata, indecisa y tardía.

Esto está ocurriendo en el caso de Venezuela. El miércoles pasado José Guaidó, presidente de la Asamblea Nacional, al amparo del artículo 233 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, declara en "falta absoluta" al Presidente electo y asume las funciones que dicho precepto le otorga y que consisten en el ejercicio interino de la Presidencia de la República y la convocatoria de una elección universal directa y secreta en el plazo de 30 días.

El propio artículo establece como causa de la "falta absoluta" la "revocación popular de su mandato", como consecuencia de las irregularidades de los comicios de mayo de 2018. Y, ¿quien mejor que la Asamblea Nacional para materializar ese mandato popular? No nos engañemos, es una ficción jurídica, como lo fue aquel “de la legalidad a la legalidad” de la Ley para la Reforma Política en nuestra transición de la dictadura del General Franco a la democracia. Ante esta situación, no obstante, es elogiable que pretendan una transición institucionalmente impecable; sin embargo, existen motivos más de evidentes para la revocación popular del mandato de Maduro.

Venezuela lleva muchos años sumida en un negro agujero de dictadura totalitaria y represiva. El Gobierno se apropia de los medios de producción, en muchos caso sencillamente para destruirlos; y utiliza la riqueza del país para su propio disfrute al margen de la sociedad por la que debe velar. El país está mal gestionado, la población carece de acceso regular a comida y sanidad. En muchos casos las propias empresas, particularmente las públicas, proveen a sus empleados de comida para aplacar movimientos insurgentes. Los niveles de inseguridad son elevadísimos, con tasas de criminalidad violenta y asesinatos que superan a todos los países de la zona. La emigración o "diáspora venezolana" ha expatriado a más de tres millones de venezolanos y más del 60% de la población le gustaría abandonar el país. Los motivos alegados son la situación económica, la elevada criminalidad y la falta de esperanza en un mejor futuro cercano.

El mismo miércoles 23, al poco de la proclamación del Presiente de la Asamblea Nacional, Estados Unidos, Reino Unido, Australia, la mayoría de los países latinoamericanos, la OEA, etc. respaldaron inmediatamente al nuevo “presidente encargado”, Guaidó. Otros países como China, Rusia o Irán, respaldaron a Nicolás Maduro. Y ¿dónde estaba la Unión Europea? La Unión Europea tardó en salir y cuando salió, en medio de muchas filtraciones sobre la falta de consenso entre sus miembros, amenazó a Maduro con apoyar Guaidó si no convocaba elecciones en un plazo de ocho días.

¿Se puede superar tal despropósito? Tarde y un sinsentido.

¿Alguien ha explicado a la UE que el origen de este conflicto es la falta de garantías de los últimos comicios organizados por Maduro? ¡Podemos también castigarle a que los repita eternamente! Sisifo 'dixit'. Entiende este humilde amanuense que eso ya no toca, que hay dos bandos, uno de los cuales viene sistemáticamente violando los derechos humanos de la población venezolana y el otro, por ahora no. Pero, démosle la vuelta al argumento. ¿Es un motivo justificado para apoyar a Guiadó el que Maduro no convoque elecciones en ocho días? Desde el punto de vista intelectual, el razonamiento, desde luego, no es muy sólido.

La Unión Europea no puede mirar para otro lado y pretender mantener el respeto de la comunidad internacional. La Unión Europea tiene que asumir el rol exterior que quiere jugar y tiene que definirse a la hora defender los valores de la democracia y el estado de derecho. La Unión Europea tiene que dar respuesta a los desafíos internos y externos que se presentan. Por ahora, no lo está haciendo.

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