Los vecinos de la localidad de Daya Vieja, en Alicante, están encantados con una nueva pasarela que han instalado a finales de primavera enfrente del Ayuntamiento y que muchos nos saben todavía cómo definir. La actuación es única en su género porque, además de servir como atalaya para observar los alrededores del municipio y la huerta, protegerá a la palmera de 150 años y seis brazos que preside la Plaza del León para evitar que sufra cualquier daño en caso de temporal.
Este monumento vegetal está protegida en el PGOU de Daya Vieja e incluido en el Catálogo Provincial de Árboles Monumentales, convirtiéndose en uno de los símbolos del municipio, junto a la escultura del León situada sobre un pedestal en la plaza a la que da nombre.
El mirador se trata de un proyecto estructuralmente muy complejo en forma de espiral, en cuyo diseño se han empleado nada menos que 18 meses y que ha llevado el equipo del arquitecto Joaquín Alvado Bañón con un presupuesto total de 552.489 euros.
Básicamente, se trata de un concienzudo trenzado con barras finas de acero de tres, cuatro y seis centímetros de grosor que busca que la estructura no sea opaca para dejar bien visible las palmeras, permitiendo a la vez que sea poco pesada. De ahí la gran complejidad de diseño, pero que ha dotado al municipio de un elemento arquitectónico singular y de gran interés, que ya está atrayendo a muchos visitantes y curiosos.
La idea es conectar de esta forma el centro de la ciudad con los huertos de los alrededores, para mostrar a los visitantes el cambio de las atmósferas de paisaje a lo largo de las diferentes estaciones del año.
La estructura metálica rodea al conjunto de palmeras a modo de corsé, mediante una espiral que se eleva en rampa peatonal hasta alcanzar más de diez metros de altura. Desde este punto sale una especie de pasarela aérea en voladizo, una especie de trampolín de sensaciones para los que llegan a su extremo.
La obra, denominada técnicamente "Estructura-Mirador de sujeción de palmeras en la Plaza del León" (aunque ya todos le dicen “El Mirador de la Palmera”) al principio levantó recelo entre los vecinos por lo difícil de sus formas, pero según fueron acabándose los trabajos la mayoría de los habitantes ya lo compara con un icono para ellos.
Y es que la idea de hacer de un árbol centenario un punto focal de donde surjan distintas visiones es un pensamiento sostenible que se infiltra en gran parte de la arquitectura de hoy en día.
Así que si Nueva York tiene sus rascacielos, ahora Daya Vieja también tiene un mirador único que se eleva, aunque sea sólo 10 metros, en el cielo de la arquitectura; una montaña rusa hecha para los peatones donde en lugar de velocidad se ofrece calma y unas vistas impresionantes de 360 grados de la Vega Baja del Segura.
Más info en la página web de Joaquín Alvado Bañón
Foto de David Frutos
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