OPINION

Cuatro manzanas y un folio

La historia de la manzana e Isaac Newton es quizás la serendipia más conocida. El golpe recibido en su cabeza al caer la manzana del árbol le sirvió a Newton para entender que el universo se basa en un juego de contrafuerzas. A petición de varios lectores de esta columna traigo de nuevo a mi reflexión semanal alguna de esas famosas casualidades de las que pueden extraerse conclusiones extraordinarias. Isaac Newton ha pasado a la historia como uno de los científicos más importantes y la manzana por haber ayudado a que el genio inglés desarrollase la teoría de la gravedad. Pero lo que es menos conocido es que era un gran tecnólogo para su tiempo. Fue admirado por sus contemporáneos también por sus inventos y gadgets que desarrolló hasta su muerte. Molinos de viento, relojes solares, carricoches, linternas instaladas en cometas y por supuesto telescopios son algunos de sus experimentos con la tecnología de la época. En las líneas siguientes, inspirados en esa serendipia demostraremos que la manzana de Newton sigue haciendo posible aprender lecciones inesperadas y casuales. 

Si hoy pidiésemos, como en esos test de personalidad que nos hacían en el colegio, una respuesta inmediata a la asociación de dos conceptos como manzana y tecnología, pocos dirían Newton pero en cambio, estará el lector conmigo, que muchos habríamos respondido Apple. La compañía tecnológica con su famoso logotipo de la manzana mordida es el símbolo de la nueva economía con su deseado iPhone en la cúspide. 

Nueva York sería la segunda respuesta más pronunciada. No sólo porque Gran Manzana es la forma de referirse a Nueva York en medio mundo sino porque no se entiende el crecimiento de la tecnología y de sus empresas bandera sin la financiación obtenida en el mercado de valores con sede en Times Square, conocido como NASDAQ. Google, Apple, Facebook  Amazon, los famosos GAFA, consiguieron crecer gracias a la financiación del mercado de valores tecnológico de la gran manzana. 

Se cuenta que el torero El Gallo dijo “Tié q’haber gente pa’tó” cuando le presentaron a Ortega y Gasset como un señor que se dedicaba a pensar. Pues en nuestra particular encuesta seguro que encontraríamos alguien que respondería con la palabra gusano. Gusano es lo que todos nos hemos encontrado alguna vez en una manzana pero también es uno de los malware más temidos en ciberseguridad. 

Estas cuatro posibles respuestas nos permiten avanzar hacia el sentido último  de este artículo. La tecnología ha alcanzado un increíble grado de madurez y financiación sin duda gracias a las empresas citadas que les ha permitido alcanzar beneficios espectaculares y escalar los puestos de las compañías más destacadas. Pero la vez, esa sofisticación de la tecnología apoyada en esas corporaciones está creando problemas que no habríamos imaginado en la peor de nuestras pesadillas. La inteligencia artificial, los dispositivos conectados, el coche autónomo o el blockchain están dando lugar a inéditos conflictos y violaciones de derechos. El ciberacoso, la ciberguerra, el cibercrimen, las ciberadiciones,  las fakenews y la posverdad han irrumpido paralelamente a la demanda de nuevos derechos como el derecho al olvido, el derecho a la neutralidad de la red, el derecho a la muerte digital o el derecho a la inviolabilidad de los dispositivos.

A lo largo de la historia cada impulso relevante en la defensa de los derechos humanos ha surgido como respuesta de la sociedad civil a manifiestos abusos del poder. Ante la monarquía absolutista, la declaración de derechos de Virginia del año 1776 o la declaración de derechos del hombre y la ciudadanía en Francia en 1789. Ante el auge de los totalitarismos la declaración universal de los derechos humanos de la asamblea de naciones unidas del año 1948. Ahora ante el auge exponencial  de tantas violaciones de derechos en el mundo digital a qué esperamos para actualizar esa lista e incluso para incluir nuevos derechos. Bastaría un folio para poner negro sobre blanco que internet ha traído nuevos problemas y amenazas que impactan en el bienestar del ser humano y necesitamos reinventar el derecho natural. Cuántas manzanas más tienen que caer en nuestras cabezas o en la de nuestros gobernantes para ello.

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