En mi molesta opinión

Como salvar el mundo todos los días a pesar de estos políticos

Mercedes Navío Acosta
Como salvar el mundo todos los días a pesar de estos políticos
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Nadie lo esperaba, pero ahí lo tienen. Pedro Sánchez ha sacado nuevo libro: “Tierra firme”. El título no le hace justicia al personaje, ya que él es más de tierra quemada. Si desean leerlo, allá ustedes. Luego no le echen la culpa al mensajero. En cambio, sí les recomiendo una buena charla y un excelente libro para sus ojos y su cerebro: "Felices los normales”. La autora de esta peculiar obra es psiquiatra y describe las memorias profesionales y vitales de su vida. Cuando uno entrevista a una psiquiatra tiene la obligación de hablar poco y escuchar mucho. Mucho más en este caso, ya que Mercedes Navío es alguien fundamental en estos tiempos extraños que corren y que tanto nos corroen: es coordinadora de la Oficina de Salud Mental de Madrid y Gerente Asistencial de Hospitales.

Hablar con ella tiene bastante de placer místico e intelectual. “Me gustaría pensar que soy una psiquiatra humanista, que quiere explorar también el alma humana”. Quizá por eso su lenguaje es lento pero seguro, capaz de describir la esencia mental del ser humano en un pentagrama de recuerdos y emociones. “No estamos locos sabemos lo que queremos”. La letra es de Ketama pero la música la pone la doctora en Neurociencia: “Me dan más miedo los cuerdos que los locos. Por mi profesión soy especialmente sensible al estigma que conlleva la enfermedad mental. Es profundamente injusto y dañino y no debemos añadir sufrimiento al sufrimiento. Todos tenemos puntos de posible extravío, y lo importante es saberlo para poder actuar; no obstante existe la enfermedad mental y es esencial que estemos pendientes de aquellos que más lo necesitan”.

"Felices los normales"
"Felices los normales"

L.I.

Mercedes Navío no es una mujer fácil de atrapar, hay que saber pillarla al vuelo. Sobre todo porque te puedes perder, si no lo haces, en su jardín mental de frases bien alimentadas, repleto de elevada psiquiatría y de mejor filosofía. “Me siento una privilegiada, tanto en el tiempo que he trabajado en la clínica con pacientes o ahora en la parte de gestión. La de psiquiatra es una profesión hermosa, y el ejercicio de confianza que hace un ser humano cuando comparte su intimidad se convierte en un privilegio para un profesional”. Vivimos tiempos extraños en los que el mundo empieza a parecerse a otro mundo. Las redes, los móviles, la I.A. nos atrapan sin saber ni tener claro cómo actuar para evitar los peligros que conllevan: “Hay que recuperar el sentido de la proporción, no se trata de criminalizar las redes ni los móviles, basta que no perdamos nosotros el control, que no seamos los controlados sino que controlemos con medida y dosificación los tiempos de este nuevo mundo que está llegando”.

La felicidad consiste en no ser feliz y que no te importe, lo dijo un poeta, Miguel d’Ors, y la psiquiatra está de acuerdo con el veredicto. Estamos demasiado expuestos a un escaparte que antes no existía y también hay una cierta persecución entre comillas que nos empuja a exponernos más y a perder nuestra intimidad y nuestra felicidad: “Ese gran ojo que todo lo ve es mucho más omnipresente y permanente de lo que antes podía ser; y existe a su vez un imperativo engañoso que nos empuja a ser felices, de ahí también el título de mi libro que reivindica la normalidad. Estamos obligados a un estado de bienestar incesante y absoluto, y eso es frustrante y no hay ser humano que soporte esa exigencia. El dolor forma parte de la vida y la satisfacción no es el estado permanente en el que estamos ninguno, esa es la trampa para una sociedad desdibujada que no sabe muy bien a dónde va”.

Aunque Navío es aficionada a Woody Allen y a su peculiar humor, no quiere dejarse llevar por la tentación de ampararse en el estilo neoyorkino y recomendar que todo el mundo vaya al psiquiatra: “No se trata de banalizar la salud mental, basta con el hecho de que ir al psiquiatra o al psicólogo sea algo visto con normalidad como quien visita a otro profesional. No es cuestión de que ahora todo el mundo porque se sienta un poco depre o estresado requiera de atención psicológica o psiquiátrica; pero si lo necesitas que puedas ir sin temor, sin estigmas”.

Es un tema duro pero hablando con una psiquiatra hay que afrontarlo por obligación. La muerte sigue siendo el gran misterio y el gran problema para el ser humano. En España cada día hay más suicidios. Antes eran las muertes por carretera, unas 3.000, las que predominaban. Ahora son las muertes voluntarias o intencionadas, porque en estos casos la voluntariedad es muy relativa. Una media de diez personas se suicidan al día. No están contabilizadas las que lo intentan pero no lo logran. “El suicidio es un problema de salud pública, prevenible y evitable. Un suicidio nunca se produce por una causa única. Es un fenómeno complejo y multifactorial. Sabemos que en un 90% existe una enfermedad mental que subyace, y luego están las situaciones límite en las cuales las personas pueden sentir que no hay salida. No hay un incremento de suicidios desde hace años, lo que sí hay es una mayor visibilidad de este problema de salud”.

Aunque hoy es día festivo, día de la santa Constitución, nuestra Ley fundamental, vapuleada y cuestionada por muchos pero tan imprescindible para todos, habrá que pedirle a la psiquiatra que se moje y nos diga si los políticos españoles se comportan con un excesivo narcisismo: “Forma parte de todos los seres humanos y hay que tenerlo en una cierta proporción porque es lo que nos da autoestima, lo que nos permite estar en el mundo. El otro narcisismo, el excesivo, que termina siendo un ejercicio de egolatría, es muy destructivo tanto para los demás como para uno mismo, y te acaba llevando al cinismo y a la incoherencia. Hannah Arendt, a la que admiro, dejó escrito que la política debe estar alineada con la ética y la responsabilidad. Cuanto más poder tiene una persona más responsabilidad debe asumir, es una obligación”.

Respecto a los políticos por los que antes preguntaba, Mercedes Navío ofrece una respuesta diplomática más que psiquiátrica: “No se pueden hacer juicios categóricos con personas con las que no has estado, pero puedes apuntar tendencias o rasgos, aunque no te corresponda hacer conclusiones firmes. Sería imprudente por mi parte, pero sí puedo decirte que estamos, sin ninguna duda, muy necesitados de un liderazgo que de verdad suponga un ejercicio de responsabilidad”. Para responsabilidad y coherencia la de esta profesional de la salud mental, que adora escribir, y que desde los nueve años quería ser psiquiatra para salvar al mundo. Con los años ha descubierto que el mundo necesita ser salvado todos los días.

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