OPINION

Sánchez y su nuevo 'Manual de resistencia' para crisis morrocotudas

Pedro Sánchez, durante su visita a la fábrica de respiradores en Móstoles
Pedro Sánchez, durante su visita a la fábrica de respiradores en Móstoles
EFE

Estos días sólo tenemos vida social en el Whatsapp. Y nos liberamos de nuestro confinamiento a través del móvil. Al WhatsApp llega de todo. Parece un bazar chino. El otro día me llegó incluso una edición en abierto del libro de Pedro Sánchez: 'Manual de resistencia'. El que me lo envió lo hizo en buen plan, o en plan irónico, mejor dicho. Lo digo por el título, más que nada. Pero no creo que me cause tanto furor ni emoción como el 'Resistiré' del Dúo Dinámico.

Sin embargo, el presidente del Gobierno sí tiene ahora la oportunidad de escribir un buen texto, la segunda parte, menos edulcorada pero mucho más útil de: 'Manual de resistencia para tiempos de coronavirus'. Esta vez la resistencia no será individual sino colectiva. No hablará de cómo Sánchez se salvó de los ataques internos del PSOE, sino que deberá explicar qué ha hecho él y su Gobierno para 'salvar' a toda una sociedad de una gran epidemia y a un Estado que afronta una crisis brutal, tanto en lo sanitario como en lo económico. Pero debe contar la verdad, no milongas prefabricadas por el departamento de propaganda de Moncloa.

En el tema de la pandemia del Covid-19, Sánchez está condenado a obedecer a los expertos científicos y ejecutar sus recomendaciones. Tras la relajación (por no decir inexistencia) de medidas que hubo al principio de la epidemia, en febrero y principios de marzo, Sánchez no tiene ganas de jugársela de nuevo, por mucho que el confinamiento y el cierre laboral impliquen más paro y más hundimiento económico. Primero la salud, luego la economía, repetía la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, antes de ofrecer los terribles datos del paro del jueves: más de 800.000 empleos destruidos y 300.000 parados más, y esta tendencia empeorará en abril, aunque la ministra no quiso comentar esta posibilidad para no adelantarse a las circunstancias, según ella. Partido a partido, como diría el 'Cholo'; o golpe a golpe, como diría Machado.

Lo peor está por llegar, de acuerdo, lo asumimos. Pero ¿cuál es el plan de resistencia económica que Sánchez ha previsto? Confiemos que en esta ocasión sí vaya por delante de los problemas. Todo indica que hay que recurrir a Europa porque los ingresos públicos pueden caer hasta un 50%, y ello, unido a los grandes desembolsos de las medidas de ayuda para los desempleados y las familias sin ingresos, hará que se produzca una grave crisis de liquidez.

Ya hemos visto que la UE no quiere compartir gastos, pero ayudas abundantes van a llegar. ¿Y de esas ayudas que puede ofrecer Europa, cuáles son las que Sánchez prefiere o está dispuesto a negociar? Sabemos que los países del sur no pueden esperar que los del norte paguen sus deudas, es decir, las mutualicen, algo muy poco solidario pero habitual en esta Europa de los mercaderes. De todos modos, Alemania y Holanda no han rectificado sus posturas pero sí al menos han realizado declaraciones más conciliadoras y propuestas más generosas. La actitud de la UE, que al final aunque se haga la estrecha siempre acaba soltando pasta por el bien de todos, de ellos también, será una buena excusa para el Gobierno español si la economía no acaba de arrancar.

Existe otra posibilidad, la de recurrir al famoso MEDE, Mecanismo Europeo de Estabilidad, una especie de fondo de rescate creado en 2012 y que actuaría con guante blanco pero con hombres de negro en cada esquina vigilando como se gasta cada euro. Es lo que la UE quiere proponer en su reunión del próximo martes, un fondo de rescate como gran salvavidas de esta crisis. Pero Sánchez deberá negociar muy bien las condiciones para que esta solución no sea un caramelo envenenado. En su día Rajoy rechazó un rescate, y ahora quizá tampoco fuera bueno aceptarlo.

Sobre todo porque la actual situación aunque es aparentemente más dramática, también puede ser más fácil de reconducir y remontar. Una vez superada la pandemia, o al menos su parte más grave, la actividad se irá recuperando paulatinamente pero con firmeza, ya que hay y habrá capital disponible. Puede ser un despegue lento, pero una vez tomada la altura conveniente el avance será sostenido y rápido. El famoso efecto V del que todos hablan con más ganas que seguridades de que ocurra.

La ventaja de Sánchez es que la disciplina fiscal que tanto cansa a los gobiernos aficionados a gastar, en esta ocasión se relajará durante un tiempo, y España podrá acudir a los mercados financieros sin que se lo prohiba la UE, y además emitir toda la deuda que necesite pues el BCE ha prometido comprarla sin rechistar. Sin olvidar unas importantes líneas de crédito para cada país miembro. Por mucho que algunos echen pestes de la UE, su ayuda y apoyo volverán a ser cruciales para afrontar esta grave crisis. Otra cosa será ver cómo pagamos todo ese dinero que nos prestan pero no nos regalan.

Sánchez, avezado en resistencias políticas, tendrá ahora que espabilarse en la resistencia económica, que depende en gran medida de como reaccione el mercado laboral y el consumo una vez termine el confinamiento, sin olvidar el turismo, que es nuestra fuente principal de ingresos. Los empresarios -sobre todo los pequeños y medianos- no parecen muy satisfechos con las medidas aprobadas hasta ahora. Repiten que es bueno salvar a la tripulación, pero si no ayudas también al capitán, el barco (la Pyme que sea) se puede hundir y los tripulantes quedarse mucho más tiempo al pairo. Y no hablemos de los autónomos que echan espuma por la boca porque siguen siendo los olvidados de esta crisis.

Lo malo de las comparaciones marítimas es que uno siempre acaba acordándose del fatídico Titanic. Y lo peor es que Sánchez es un capitán de agua dulce con poca experiencia en tormentas en alta mar y que hasta ahora sólo ha demostrado saber utilizar su salvavidas particular. Las grandes crisis suelen llevarse por delante a los pequeños líderes, en la mayoría de las ocasiones. Pero siempre hay un escaso porcentaje de esos líderes pequeños que se crecen ante las dificultades, sorprendiendo incluso a sus allegados, y consiguen transformarse en grandes estadistas. De momento, Sánchez no ha demostrado nada bueno en lo que se refiere a la gestión y coordinación de la primera parte de esta grave crisis. Veremos si se obra el milagro en las próximas semanas, pero por desgracia la experiencia confirma que lo que mal empieza no suele acabar mejor, por mucho que uno haya escrito -o dictado- un flamante 'Manual de resistencia'.

Mostrar comentarios