Opinión 

Una legislatura trascendental para Europa

Euro bandera UE
Monedas de euro con la bandera de la Unión Europea. 
DPA vía Europa Press

Si hace cinco años, cuando me presenté en las listas como candidato a las elecciones europeas del 26 de mayo de 2019, alguien me hubiera contado la mitad de los acontecimientos que iba a vivir en esta IX Legislatura, no le hubiese creído. ¿Quién hubiese imaginado que Rusia invadiría Ucrania llevando la guerra a las puertas de la UE? ¿O que íbamos a padecer una pandemia que conllevó la pérdida de tantos seres queridos y, por primera vez en nuestra historia, el cierre y reapertura de nuestras fronteras?

Y, sin embargo, aquí estamos en la recta final de un mandato tremendamente desafiante que me ha dado la oportunidad de ser testigo activo de un panorama geopolítico muy complicado en el que -entre otros- he podido pisar el terreno de Ucrania, aún en guerra, y de Israel, donde también pude conocer de primera mano los retos de un conflicto en plena escalada tras el reciente ataque de Irán.

Europa vive momentos difíciles. Vladimir Putin quiere sabotear nuestra libertad y nuestra prosperidad y por el camino está tratando de doblegar a los ciudadanos ucranianos. En octubre de 2022 me sentí obligado a mostrar mi compromiso y apoyo a Ucrania participando en una misión humanitaria en la que un grupo de voluntarios llevamos bienes de primera necesidad, ropa de campaña y material sanitario al frente.

Ser testigo de la lucha por la libertad de ese valiente pueblo me marcó. A mi regreso a Bruselas y Estrasburgo promoví varias resoluciones para que el Parlamento Europeo solicitara un canal continuo de ayuda financiera al país y, sobre todo, impulsara el imprescindible suministro de armas y tanques Leopard a sus tropas. Europa debe mostrar un compromiso con la defensa militar ucraniana. No podemos olvidar que nuestra democracia está en juego también allí. Abandonarles es jugarnos el futuro de todos los europeos.

Ese mismo criterio de compromiso ha guiado mis esfuerzos por ayudar a los patriotas que luchan contra las dictaduras de Venezuela, Nicaragua y Cuba. Es básico que en esta defensa de la libertad España asuma un papel más activo en Europa y en el mundo.

Durante estos años he tratado de acercar esta compleja situación a los jóvenes. He querido aprovechar el altavoz que ofrecen las redes sociales para lanzar una serie de videos cortos e hilos de X (antes Twitter) bajo el hashtag #ExterioresConBauzá en los que analizo lo más relevante de la actualidad global y los retos de España y la UE.

El mundo vive tiempos convulsos, y Europa debe ser un actor clave en la defensa de la libertad en el orden mundial. Por eso he dedicado estos años, y en especial los últimos meses, a defender un cambio de paradigma en Oriente Medio donde árabes y judíos convivan en un proyecto de región común, como impulsaron los Acuerdos de Abraham. Los atentados terroristas del 7 de octubre perpetrados por Hamás, comandado por Irán, y el ataque sin precedentes del 14 de abril lanzado desde suelo iraní contra Israel confirman que Europa debe dejar de lado boicots estatales y pulsiones propagandistas, y trabajar por afianzar una presencia sólida en la región. La UE debe ser garante del reencuentro entre los pueblos implicados, defendiendo nuestra alianza estratégica e histórica con Israel y haciendo frente a regímenes terroristas como el de Irán.

Además de los desafíos geopolíticos, en esta legislatura nos vimos obligados a afrontar una crisis sanitaria sin precedentes debido a la pandemia. Primero trabajamos contrarreloj para idear soluciones novedosas como el Pasaporte Covid que propuso mi gabinete y que, por lo tanto, quiero destacar porque es una propuesta Made in Spain. Y después, desde la Comisión de Transporte y Turismo del Parlamento Europeo quise revertir el enorme impacto negativo que tuvo la Covid19 para negociar un plan de reactivación del turismo y de la movilidad.

El plan Marca Europa quiso dar un salto en el proyecto de construcción europea promoviendo la actividad turística, no país por país, sino en el conjunto de la UE. Este plan para restablecer los desplazamientos tras el parón global de la pandemia se basó en las medidas negociadas directamente con la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen. Del concepto Marca Europa se derivaron también el Certificado Europeo de Vacunación y los criterios comunes de las pruebas antiCovid, determinantes para relanzar la movilidad antes del comienzo de la temporada veraniega. La economía y la salud, de la mano.

Estos cinco años de mandato también me han permitido liderar el impulso de los combustibles sostenibles para la aviación, una revolución tecnológica mundial en la que ha sido imprescindible la colaboración público-privada que siempre he defendido. La nueva ley europea ReFuelEU Aviation, la normativa que regula estos combustibles sostenibles para la aviación (SAF) y en la que fui propuesto ponente en el Parlamento Europeo, es un auténtico hito que marcará el futuro de la industria aérea porque sienta las bases de la aviación del siglo XXI.

El objetivo era defender la conectividad aérea en todo el continente y evitar que un movimiento de este calado implicara subidas desproporcionadas en los precios de los billetes de avión.

El transporte aéreo y el turismo van de la mano: ocho de cada diez turistas que visitan España lo hacen por vía aérea. Por eso consideré imprescindible impulsar el despegue de un espacio de diálogo público-privado, que no existía en nuestro país, de estos dos sectores estratégicos. De ahí nació el Foro Internacional de Aviación y Turismo, que estos días celebra su tercera edición, siempre con figuras políticas y empresariales de la industria al más alto nivel desde el expresidente de México, Felipe Calderón hasta los CEOs de Iberia, Cepsa, Iryo, Amadeus o Iata pasando por mi amigo, el añorado Josep Piqué, exministro de Asuntos Exteriores.

Si al inicio de esta trascendental legislatura alguien me hubiera adelantado cómo se iba a desarrollar, yo le habría respondido que eso era imposible. A pesar de las dificultades, ser un representante de los ciudadanos en el Parlamento Europeo, trabajar en proyectos dando soluciones a nuestros problemas, abordar los grandes retos que tenemos, respaldar batallas por la libertad y la dignidad y explicar todo ello con especial interés por los más jóvenes ha sido un orgullo para mí durante estos cinco años. Tanto, que buena parte de mi trabajo en Bruselas y Estrasburgo determinará sin duda mis compromisos y proyectos futuros.

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