Econopatías

Regreso al futuro (III): Ejercicios gubernamentales de prospectiva

Sánchez España 2050
Regreso al futuro (III): Ejercicios gubernamentales de prospectiva.
Europa Press

En la trilogía cinematográfica 'Regreso al futuro', Marty Mcfly (interpretado por Michael J. Fox) viaja a través del tiempo en un DMC Delorean para resolver problemas familiares. Ahora, ante los importantes retos socioeconómicos y medioambientales que se vislumbran, también los Gobiernos están 'viajando' al futuro para tratar de anticipar las soluciones a los retos que se vislumbran. Los ejercicios de prospectiva, poco frecuentes en el pasado, se están extendiendo en búsqueda de estrategias de políticas económicas de largo plazo. Incluso organismos económicos internacionales han ampliado el foco de su atención para incorporar análisis de problemas que, en principio, no caen directamente bajo sus responsabilidades.

En algunos países los ejercicios de prospectiva son responsabilidad de oficinas gubernamentales. En España la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo de la Presidencia del Gobierno ha publicado recientemente el informe España 2050. Se trata de un ejercicio realizado tras la consulta con alrededor de un centenar de expertos independientes y otras instituciones cuyas opiniones se han tenido en cuenta para elaborar documento de nueve capítulos (más introducción y epílogo) y casi 700 páginas.

La principal ventaja de que los ejercicios de prospectiva se realicen de esta manera es que, siendo tantas, las aportaciones de los participantes vienen de perspectivas disciplinares muy variadas. El inconveniente es que, también siendo tantos los participantes, la autoría, la responsabilidad y la naturaleza del mensaje se difuminan. Por otra parte, la independencia de las aportaciones de los expertos queda filtrada por las restricciones políticas dentro de las cuales tienen que operar los técnicos de la oficina gubernamental que finalmente redactan el informe. Aunque la principal motivación sea realizar “un estudio con vocación de país”, el resultado se convierte inevitablemente en una valoración y un programa que se percibe, con razones o sin ellas, contaminado por las posiciones ideológicas del Gobierno en cuestión.

Otro enfoque es el que se ha seguido, por ejemplo, en Francia. Allí el presidente de la República, Emmanuel Macron, encargó a Olivier Blanchard, uno de los macroeconomistas de mayor prestigio internacional, y a Jean Tirole, Premio Nobel de Economía en 2014, que formaran una comisión internacional independiente para analizar los principales retos económicos del futuro. El resultado es un informe de tres capítulos (más la introducción de los encargados de la comisión) firmados cada uno de ellos por autores de reconocido prestigio (siete en total) y asesorados por una comisión de 27 miembros, todos ellos economistas de primer nivel internacional. La participación de oficinas gubernamentales en la elaboración del informe se limitó a proporcionar labores de secretariado y asistencia para la investigación a través de France Strategie, una institución autónoma que da soporte al primer ministro francés. Las principales ventajas de este enfoque es que quedan claras la responsabilidad y la autoría del ejercicio de prospectiva y que, en ningún caso, sus resultados pueden convertirse en una excusa para debates políticamente partidistas.

Más allá de los procedimientos para su elaboración, los informes de prospectiva concuerdan en señalar tres grandes retos: el cambio climático, aumentos de las desigualdades y de la inseguridad económicas y el envejecimiento de la población(de las consecuencias del envejecimiento de la población y de las implicaciones de los avances tecnológicos sobre desigualdades trataron mis dos columnas anteriores y comentaré algo sobre cambio climático en alguna próxima). O sea que el diagnóstico no es difícil y las alternativas de políticas económicas para afrontarlos también están suficientemente analizadas.

Es cierto que en el caso español la magnitud de estos problemas se complica por algunas peculiaridades. Entre ellas, algunas bien conocidas son: un envejecimiento de la población mayor y más rápido, un mercado de trabajo disfuncional, unas políticas de empleo y sociales pensadas para el mundo de mediados del siglo XX en lugar de para el contexto socioeconómico actual, unas políticas territoriales que acentúan las desigualdades geográficas, un sistema de ciencia y tecnología poco eficiente, un sistema educativo en degradación y un sistema tributario insuficiente, ineficiente e injusto.

Todo ello se traduce en que se parte de una situación inicial muy desventajosa. También supone un lastre que estas peculiaridades hayan sido ampliamente señaladas en el pasado sin que las políticas necesarias para corregirlas hayan avanzado significativamente. Que lo hagan en el futuro requiere de grandes reformas que se deben consolidar con pactos de Estado y la participación activa de los agentes sociales. Sin embargo, hasta ahora la experiencia demuestra que los pactos políticos y sociales se han alcanzado sobre todo para resistirse a las necesarias reformas, no para promoverlas. En cualquier caso, bienvenidos sean los ejercicios de prospectiva gubernamental si contribuyen a cambiar la motivación y el contenido de esos pactos señalando las reformas urgentes, necesarias e identificadas desde hace lustros.

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