Una investigación documenta el control de la sociedad en la dictadura uruguaya

  • Montevideo, 31 mar (EFE).- Una exhaustiva investigación universitaria documenta la vigilancia y represión a la que fue sometida la sociedad uruguaya durante la dictadura (1973-1985), y saca a la luz episodios como la detención del escritor Juan Carlos Onetti en 1974.

Montevideo, 31 mar (EFE).- Una exhaustiva investigación universitaria documenta la vigilancia y represión a la que fue sometida la sociedad uruguaya durante la dictadura (1973-1985), y saca a la luz episodios como la detención del escritor Juan Carlos Onetti en 1974.

Bajo el título "Investigación histórica sobre la dictadura y el terrorismo de Estado en el Uruguay (1973-1985)", el estudio aborda aspectos poco conocidos del control que el régimen ejercía tanto en "el interior de la sociedad uruguaya" como "en el exterior, sobre los exiliados", dijo a Efe su coordinador, Álvaro Rico.

La investigación, de más de 2.000 páginas y realizada en el marco de la Universidad de la República, abarca desde asesinatos políticos y desapariciones, hasta la represión de los partidos políticos, del movimiento obrero y de los universitarios.

Según el historiador, durante la dictadura se registraron 116 muertes -en las que se incluyen asesinatos, fallecidos en prisión y suicidios-, 172 detenidos desaparecidos y "alrededor de 6.000 presos políticos".

Rico destacó el caso de la Embajada de México en Montevideo, que entre 1975 y 1976 alojó en su interior a casi 300 exiliados, por lo que "la convivencia de tantas familias acabó convirtiéndose en un verdadero problema".

Entre los sucesos recogidos por el estudio figura la detención de Onetti en febrero de 1974 tras participar como jurado en un concurso de cuentos convocado por el semanario uruguayo "Marcha".

Según Rico, el cuento ganador del certamen, "El guardaespaldas", se interpretó como "la caracterización de una importante autoridad fallecida" del régimen.

"El texto fue censurado bajo el pretexto de ser obsceno y acabaron compartiendo prisión el autor de la obra y los miembros del jurado, entre los que figuraba Onetti", relató Rico, quien precisó que el célebre escritor uruguayo "ni siquiera había estado de acuerdo con la concesión del premio".

Esta detención fue una de las causas que empujaron a Onetti (de quien en julio se cumple el centenario de su nacimiento) a optar por el exilio en España, de donde prefirió no volver al terminar la dictadura y donde vivió hasta su muerte, en 1994.

El equipo de seis investigadores coordinados por Rico también descubrió en los archivos policiales de la Cárcel Central de Montevideo que Onetti tenía antecedentes policiales desde 1965.

El estudio ilustra aspectos curiosos de la censura, como la que sufrió la película "El Padrino II", de Francis Ford Coppola.

Las autoridades militares se incautaron de la cinta después de que sus informantes advirtieran de los pasajes que transcurren en Cuba y en los que se escuchan gritos como "¡Viva la revolución!" y "¡Viva Fidel!".

Otros filmes aparentemente inocuos como "Jesucristo Superstar" y la película de Orson Wells "Esta tierra es mía" fueron también prohibidos.

El coordinador del estudio destacó cómo la "lógica represiva del Estado" alcanzaba también el canto popular y el Carnaval, una fiesta que era controlada por una comisión de censura.

Antes de su actuación, las murgas y demás agrupaciones debían entregar las letras de sus composiciones a la citada comisión, que también controlaba la programación de salas de cine y teatros, indicó Rico.

Las bibliotecas se convirtieron en objeto del espionaje oficial, al igual que las iglesias, donde los sermones eran escrutados por agentes encubiertos entre los feligreses, que examinaban no sólo la temática de las charlas sino también la reacción y gestos de los asistentes.

Y si en los baños o en la pizarra de una escuela "aparecía algún símbolo geométrico que estuviera vinculado a una organización de izquierdas, como una estrella, era motivo de investigación por parte de una patrulla policial", aseveró Rico.

Otro episodio curioso fue el de la panadería "Segunda Internacional", cuyo dueño fue interrogado por un operativo de agentes que quería comprobar si se trataba de un homenaje al organismo pancomunista creado por Lenin.

"El propietario les explicó que era la segunda sucursal de otra panadería llamada 'Internacional'", relató el historiador, que opinó que hechos como éstos ilustran "la total arbitrariedad del régimen".

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