Se trata de un dispositivo con pantalla de tinta electrónica E Ink de Vizplex de 6 pulgadas y 16 niveles de gris -la mayoría de los modelos en el mercado ofrece 4 u 8 niveles-, con 512 MB de memoria interna ampliables hasta 32 GB mediante una ranura para tarjetas SD y un procesador a 532 MHz.
Está disponible ya en la FNAC y próximamente en cadenas como Alcampo, Expert, Tien21, Leclerc, Milar e Idea Hogar en dos variantes, el Boox como tal, con WiFi y pantalla táctil en la que se puede escribir mediante un lápiz u objeto puntiagudo -pero no funciona con los dedos-, que tiene un precio de 399 euros, y el Boox S, que por 299 euros deja fuera la WiFi y la pantalla táctil.
Soporta una gran cantidad de formatos como PDF, EPUB, TXT, HTML, CHM, RTF, Mobipocket, CHM, PDB, JPG, PNG, GIF, BMP, TIFF, y mp3, para lo que incluye un conector de 3,5 milímetros para cascos estéreo, el habitual de cualquier reproductor de música, y dado que corre sobre una variante de Linux es susceptible de recibir soporte para nuevos formatos en el futuro no solo por parte el fabricante sino de cualquier programador dispuesto a trastear con él.
En realidad el Boox, que será comercializado en España por General Wolder, una empresa prácticamente desconocida en el campo de los dispositivos electrónicos, en el que hasta ahora solo vendía un reproductor de DVD para coche, está basado en el Boox 60 de Onyx International, una empresa china con la que la empresa española ha llegado a un acuerdo.
Y quizás sea este el mayor problema de este dispositivo, pues las dos marcas son bastante desconocidas en España, porque por prestaciones y precio lo cierto es que el Boox no está nada mal.
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