Científicos de la UPC desarrollan nanosensores para detectar mejor las drogas

  • Barcelona.- Un grupo del nuevo Centro de Investigación en Nanoingeniería de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) está desarrollando nanosensores capaces de mejorar la detección de drogas en el cuerpo humano, sistema que agilizaría los controles que se realizan durante las campañas de tráfico.

Científicos de la UPC desarrollan nanosensores para detectar mejor las drogas
Científicos de la UPC desarrollan nanosensores para detectar mejor las drogas

Barcelona.- Un grupo del nuevo Centro de Investigación en Nanoingeniería de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) está desarrollando nanosensores capaces de mejorar la detección de drogas en el cuerpo humano, sistema que agilizaría los controles que se realizan durante las campañas de tráfico.

En concreto, este grupo trabaja en obtener unos sensores de biomoléculas, que permitan, entre otros objetivos, la detección de narcóticos de una forma ágil y fiable a la vez, han explicado a Efe Elaine Armelin y Francesc Estrany, miembros del laboratorio de nanoquímica de este nuevo centro de la UPC.

Este equipo, que cuenta con el respaldo de la Cátedra Applus+ (especializada en asuntos de seguridad vial), dispone de los permisos para trabajar en el análisis de este tipo sustancias, "porque la burocracia cuando se trabaja con drogas (cocaína, heroína, entre otras sustancias) es compleja", reconoce Estrany.

"Lo que buscamos en un sistema sensible y fiable capaz de detectar concentraciones muy bajas, y que sea además reproducible por parte de la policía", explica Armelin.

En el nuevo Centro de investigación en Nanotecnología (CRNE, en sus siglas en catalán), que hoy se ha inaugurado oficialmente en el Barcelona Knowledge Campus, aunque viene funcionando desde hace tres meses, trabajan ya una veintena de grupos con cerca de 75 investigadores.

La nanoingenería se encarga del estudio de materiales y sistemas a nanoescala (un nanómetro es la mil millonésima parte de un metro, una coma de un texto de diario tiene un tamaño de millón de nanómetros) un ámbito que ya tiene una amplia aplicación industrial, desde biomateriales capaces de ayudar a regenerar tejidos del cuerpo humano, hasta catalizadores que permitan fabricar coches "más limpios".

El CREN, cuya construcción se ha financiado por medio de ayudas a los parques tecnológicos, será uno de los principales centros del sur de Europa en este sector.

El centro ocupa un edificio de 700 metros cuadrados, donde se distribuyen cinco laboratorios de investigación: nanopartículas, nanomecánica, nanotecnología de materiales, además del ya citado de nanoquímica.

El director del centro, Ramón Alcubilla, ha señalado que la nanotecnología y la nanoingeniería están ya muy presente en el mercado desde el punto de vista industrial y consumo, desde aparatos electrónicos, ordenadores, automóviles, cosmética, el sector textil, la alimentación o la cosmética y los fármacos, por citar sólo algunos.

En este sentido, Alcubilla ha afirmado que uno de los objetivos del CRNE es la trasferencia de tecnología, la aplicación industrial y la obtención de patentes. "La nanoingeniería será en el futuro algo importante, que en unos años moverá muchísimo dinero".

El centro cuenta con un sofisticado equipamiento en cada una de sus grupos, como el dirigido por Jordi Llorca en el laboratorio de nanopartículas, donde se analizan las partículas cerámicas nanométricas para utilizarlas como catalizadores ecológicos capaces de eliminar gases contaminantes.

Otro ejemplo, son los trabajos nanomicroscópicos que se están realizando en laboratorio de nanomecánica para obtener materiales de mayor duración (para aumentar hasta en diez veces su dureza) por medio de un recubrimiento basado en el carbono.

En esta misma área, los grupos investigan como incluir nanotubos de carbono en el hormigón para hacerlos más resistentes y controlar posibles problemas en su estructura, o la aplicación de nanopartículas activas para su aplicación en fachadas autolimpiables.

Asimismo, en el laboratorio de células solares orgánicas se está diseñando las nueva generación de células fotovoltáicas, con material plástico (sustituyendo al silicio), y que posibiliten la construcción de placas flexibles.

Otras líneas de investigación están en el diseño de biomateriales para la reparación y regeneración de tejidos vivos, un equipo coordinado por Daniel Rodríguez y Maria Pau Ginebra, que se encarga del desarrollo de materiales basados en materiales compuestos que imiten el hueso natural.

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