EEUU reserva 34.000 km cuadrados de 'silencio electromagnético' para proteger un telescopio

    • La 'Zona Silenciosa' se encuentra en el estado de Virginia, en la costa este este del país.
    • La 'prohibición' de los aparatos electromagnéticos se debe a la necesidad del telescopio de no toparse con interferencias.
El Gran Telescopio Canarias
El Gran Telescopio Canarias

La última reserva electromagnética de Occidente se encuentra en Estados Unidos, más concretamente en una región en el estado de Virginia, en la costa este del país, en donde sus habitantes tienen complicado encontrar una cabina telefónica y solo logran conectarse a Internet a la misma velocidad que hace quince años.El responsable del oasis electrónico es el telescopio Robert C. Byrd Green Bank, aparato que ejerce una curiosa forma de tiranía no eléctrica alrededor de unos 34. 000 kilómetros a la redonda desde 1958, cuando el Gobierno de Estados Unidos estableció el área como 'Zona Silenciosa'.La potente capacidad del telescopio, puede detectar ondas radiales originadas durante el nacimiento del Universo, le hace muy sensible a cualquier señal por lo que las las ondas electromagnéticas de la telefonía móvil o de un aparato de radio, por ejemplo, podrían interferir en ella y hacer que se perdiera."Este telescopio tiene la sensibilidad equivalente a un billón de billones de un vatios, la misma energía que desprende un copo de nieve cuando cae al suelo", ha manifestado a la cadena BBC Mike Holstine, uno de los coordinadores del telescopio.Una vida sin teléfono móvil

La vida allí es tranquila. Solo los servicios de emergencia cuentan con un dispositivo especial de radio, del mismo modo que los operarios del telescopio disponen de un microondas, otro de los aparatos 'prohibidos', como los timbres digitales, los aspiradores, o las radios para vigilar a los bebés.

Pero no todos aguantan y existe una comisión encargada de vigilar que no se sobrepase las frágiles líneas magnéticas y de avisar a los vecinos cuando las están cruzando, para que desconecten los aparatos que estén causando esos problemas.

Sin embargo, ya circulan los rumores de que el telescopio podría dejar de funcionar en los próximos años. De hecho, algunas instalaciones han sido desmontadas, por lo que el oásis electromagnético de Virginia podría acabar sucumbiendo al árido desierto tecnológico.


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