El ataque de la ballena jorobada es más eficiente de lo que se creía

    • Estos animales se zambullen a gran profundidad y emergen para atrapar a sus presas.
    • El seguimiento de cinco ejemplares y casi 500 zambullidas ofrece nuevos datos.
El ataque de la ballena jorobada es más eficiente de lo que se creía
El ataque de la ballena jorobada es más eficiente de lo que se creía
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El sol cae sobre el horizonte y la superficie del mar apenas se mueve. De pronto, unas fauces gigantescas emergen de las profundidades y engullen cientos de kilos de comida de una sola tacada. Es la técnica que utilizan las ballenas jorobadas para alimentarse, se sumergen a gran profundidad y recogen grandes cantidades de kril con sus bocas abiertas.

Un equipo internacional de investigadores ha monitorizado durante dos años las maniobras de cinco ballenas rorcuales y ha obtenido nuevos datos sobre su forma de alimentarse. Tras colocar distintos sensores en el cuerpo de la ballena, como acelerómetros y medidores de presión, los investigadores han obtenido los datos de 479 zambullidas y han llegado a la conclusión de que la maniobra es más eficiente de lo que se creía.

El estudio, que se publica este jueves en The Journal of Experimental Biology, muestra que la técnica de sumergirse es un modo muy eficaz de capturar gran cantidad de presas móviles. A diferencia de las ballenas de la familia Balaenidae, que se mueven lentamente y filtran la comida, los rorcuales se alimentan mediante ataques a bancos de comida y el resultado es igual de efectivo.

Observaciones anteriores habían llevado a pensar que los rorcuales se quedaban parados al final de cada batida debido a la fricción que provocan las 30 toneladas de agua que entran en sus bocas en cada ataque. El nuevo estudio muestra que las ballenas experimentan un pequeño empuje que les sirve para volver a sumergirse y realizar nuevas batidas. Dicho de otra forma, las ballenas no se detienen- lo que habría supuesto un coste energético excesivo - sino que siguen avanzando a una velocidad entre 1 y 1,5 metros por segundo, que les permite seguir avanzando o volver a atacar a sus presas.

Las mediciones realizadas por los científicos ofrecen detalles sobre la forma en que las ballenas realizan el ataque. Para coger impulso descienden a profundidades que van desde los 81 metros a los 267 metros (ver gráfico). Cuando ascienden, los rorcuales mueven sus aletas al doble del ritmo normal hasta alcanzar velocidades de hasta 3 m/s. El movimiento de las aletas cesa cuando se encuentran a unos 30-40 metros de la superficie, momento en que se preparan para emerger y abrir sus bocas. La maniobra les lleva un tiempo medio de 46 segundos e incluye los movimientos para reposicionarse y regresar a las profundidades.

Frente a los modelos anteriores, las nuevas observaciones determinan que las ballenas abren sus bocas antes de lo que se pensaba, justo en el momento en que alcanza la velocidad punta. Al mismo tiempo acompañan el movimiento con un par de sacudidas de cola que les permiten conservar empuje y continuar con sus maniobras de pesca de kril en masa.

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