El director del Instituto de Geofísica de Andalucía aboga por educar a la población en riesgos

  • Santa Cruz de Tenerife.- El director del Instituto Andaluz de Geofísica, Jesús Ibáñez, abogó, en una entrevista con al Agencia Efe, por educar a la población en los riesgos y los efectos que pueden producir tanto los seísmos como las erupciones volcánicas.

El director del Instituto de Geofísica de Andalucía aboga por educar a la población en riesgos
El director del Instituto de Geofísica de Andalucía aboga por educar a la población en riesgos

Santa Cruz de Tenerife.- El director del Instituto Andaluz de Geofísica, Jesús Ibáñez, abogó, en una entrevista con al Agencia Efe, por educar a la población en los riesgos y los efectos que pueden producir tanto los seísmos como las erupciones volcánicas.

Jesús Ibáñez, investigador principal del proyecto de tomografía sísmica de Tenerife por medio del cual se ha obtenido el primer modelo tridimensional de la estructura de la isla, manifestó que es bajo el nivel de educación de la población española sobre los riesgos y la gestión de esas acciones de la naturaleza.

Además, en España hay tendencia a evitar hablar de esos asuntos, como asumiendo que si se habla se atrae el mal, añadió Jesús Ibáñez, quien consideró esta postura como un problema grave.

Insistió en la importancia que tiene hablar de esos fenómenos naturales pero desde un punto de vista no alarmista.

Esos fenómenos hay que situarlos en su justa medida, pues ha habido y habrá tanto erupciones volcánicas como seísmos, y es tan pernicioso alarmar como no hablar de ellos, insistió el director del Instituto Andaluz de Geofísica.

Sobre todo, añadió Jesús Ibáñez, en un momento como el actual en el que hay capacidad para mitigar los efectos de seísmos y erupciones volcánicas y también para gestionar los riesgos.

Explicó que tanto para mitigar los efectos como para gestionar los riesgos la población tiene que estar educada y ser consciente de lo que hay y las autoridades tomar las medidas oportunas, a largo plazo, sin buscar la rentabilidad política y sí la social.

Debe tenerse en cuenta que los fenómenos sísmicos y las erupciones volcánicas pueden ocurrir ahora o dentro de 50 años y tener esa incertidumbre de tiempo es un problema, por lo que reiteró la necesidad de estar educados.

El director del Instituto Andaluz de Geofísica manifestó además que educar a la población es una inversión social a largo plazo que en realidad es poco costosa, y recordó que los planes de emergencia también cuestan poco dinero.

Jesús Ibáñez dijo que su equipo colabora con varios grupos de investigación de Canarias y destacó que la colaboración es una de las bases de la ciencia actual, pues consideró que no se concibe el desarrollo científico sin ella.

En cuanto a la tomografía sísmica de Tenerife comentó que está muy avanzado y las imágenes de este proyecto, denominado Tom Teidevs, se utilizan para determinar qué zonas tienen más o menos velocidades de programación de ondas sísmicas, y esa información se relaciona con la estructura geológica de la isla.

Explicó que la mayor velocidad de propagación implica que hay materiales más o menos antiguos o compactos, mientras que la baja apunta a la existencia de materiales o más sueltos, como podrían ser restos de erupciones volcánicas recientes, o la presencia de acuíferos o de magma.

En la interpretación posterior de esas informaciones se implicarán varios grupos internacionales de investigación para, entre otras cuestiones, mejorar los mapas de riesgo e incluso los mapas de posibles zonas potencialmente eruptivas.

En el proyecto Tom Teidevs participaron investigadores y técnicos de la Universidad de La Laguna, del Instituto Tecnológico y de Energías Renovables del Cabildo de Tenerife, del Instituto Geográfico Nacional, del Instituto Nazionale di Geofísica e Vulcanología de Italia, del Servicio Geológico de los EEUU, y de las universidades de Liverpool (Reino Unido), Dublín, Buenos Aires y Colima (México).

Para realizarlo se instalaron 150 estaciones y tres antenas sísmicas para registrar tanto las señales sísmicas naturales generadas por el entorno como las sintéticas que produjo el buque "Hesperides" usando sistemas de aire comprimido al navegar a una distancia máxima de unas quince millas de la costa.

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