Nuestro lobo marsupial tiene la mirada clavada, escruta el horizonte detrás de una vitrina con poca luz, en un rincón del Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Un visitante despistado podría pasar sin reparar en él, pero se trata de uno de los pocos ejemplares disecados de este animal que quedan en el mundo. Este tilacino, en concreto, fue comprado a una casa de taxidermistas británica en la década de los años 30 y desde entonces ha permanecido en la colección de aves y animales del museo. "Si te fijas", nos explica Pilar Barreiro, conservadora de la colección, "tiene cara de bueno".
A este ejemplar de tilacino madrileño le faltan unos cuantos pelos. Se los arrancaron hace algo más de un año para extraerle muestras de ADN. Hay un proyecto en Alemania que pretende devolver los tilacinos a la vida gracias a la clonación, aunque este tipo de proyectos están todavía lejos de convertirse en realidad.
Mientras vivía, fueron los mismos humanos que ahora pretenden "resucitarle" los que le acosaron hasta dejarle sin espacio para vivir. Aún hoy, hay quien dice haber visto uno de estos fabulosos marsupiales en algún lugar de Australia, como quien avista al Yeti o un unicornio en mitad del bosque. Por desgracia, su existencia es ya tan irreal como la de un animal de fantasía.
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