Expertos aseguran que los últimos accidentes de aviación aumentan el miedo a volar


Expertos en psicología aseguraron este viernes que los últimos siniestros de aviación ocurridos en Ucrania, Taiwán y Malí aumentan el miedo a volar entre la población.
“Los últimos accidentes de aviación aumentan el miedo a volar. Hay personas que tienen ansiedad a un riesgo. Esto se produce porque anticipamos una amenaza que pone en peligro nuestra integridad física. Si alguien que tiene miedo a volar oye este tipo de noticias, sus miedos aumentan”, explicó en declaraciones a Servimedia la doctora Cristina Mae Wood, psicóloga de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS).
Ante esta situación, Wood afirma que las personas con miedo a volar cometen dos errores. El primero de ellos, denominado ‘sesgo emocional’, consiste en fijar la atención en noticias relacionadas con la amenaza que se siente, mientras que el segundo de ellos, conocido como ‘sesgo interpretativo’, se caracteriza porque la información de aquello que se teme se tiende a interpretar desde una perspectiva negativa.
“Ambos sesgos pueden llegar a provocar que alguien con miedo a volar se monte en un avión. Esa persona debe darse cuenta de que sus pensamientos le llevan a cometer un error. Una cosa es no poder controlarlos; y otra no controlar sus reacciones ante ellos. Es, en esa segunda variable, donde se puede trabajar para hacer que su miedo desaparezca”, expuso Wood.
Por otra parte, Wood considera que los cursos que las aerolíneas imparten para superar el miedo a volar son “positivos”, ya que los suelen impartir azafatas, que son quienes “están mejor preparadas para afrontar ataques de pánico en los aviones”. A pesar de ello, defiende que esos cursos deben complementarse con “la actuación de psicólogos cognitivos conceptuales, que son aquellos que desempeñan su trabajo basándose en evidencias científicas”.
Por último, ante la exposición mediática de este tipo de sucesos, Wood subraya que las personas que tienen miedo a volar “deben saber procesar la información que reciben”, así como que se les ha de convencer de que “todos los días asumen riesgos, como conducir un coche o subir en un ascensor”, y ello no les provoca ninguna inquietud.

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