Los robots serán los nuevos cooperantes en las misiones humanitarias

  • Los rescates en catástrofes naturales y situaciones similares estarán en manos de robots en los próximos años. Al menos eso es lo que pretende Robert Richardson, un experto en robótica que ya ha acordado con Estados Unidos la venta de unos camiones que no necesitan conductor para sus misiones militares.
Draganflyer X6, vehículo aéreo no tripulado
Draganflyer X6, vehículo aéreo no tripulado
Cortesía de Draganfly Innovations Inc.
William Dowell | GlobalPost para lainformacion.com

(Ginebra, Suiza). Robert Richardson tiene su propia visión del futuro: una larga caravana de camiones se abre paso a través una zona peligrosa para llevar ayuda a una población necesitada. Pero estos camiones son especiales: están conducidos por robots en lugar de seres humanos.

Richardson, experto en robótica de la Univesidad de Leeds, presentaba de esta manera sus ideas a las agencias humanitarias durante un seminario en el Kings College de Londres. El evento estaba organizado por el Humanitarian Futures Programme.

El experto reconoce que su visión podría ser poco práctica ahora mismo, pero el futuro de los robots cambia rápidamente y está convencido de que tendrán un papel importante en las acciones humanitarias.

Ya se está explorando la opción militar. Según Richardson, la Agencia de Proyectos de Investigación de Defensa Avanzados del Pentágono (DARPA), espera tener un tercio de estos vehículos en el ejército norteamericano en el 2015."En esta etapa, las barreras son principalmente financieras. Toda tecnología cuesta dinero", explica Richardson, que destaca que el automóvil actual se está convirtiendo rápidamente en lo que hace unas décadas era considerado un robot: "El cambio va de poco a más", afirma. "En lugar de hacer un coche completamente autónomo, lo hacen con algunas partes como la tracción".

Actualmente, existe un pequeño número de robots para situaciones de catástrofes, que auguran un gran futuro a esta maquinaria. Draganfly, una empresa canadiense de Saskatchewan, fabrica varios vehículos aéreos no tripulados que llevan una pequeña cámara de TV.

"Parece un helicóptero en miniatura", declara Richardson, "pero es más sofisticado. En una emergencia humanitaria podría ofrecer una vista aérea de la zona para evaluar las condiciones de los caminos y determinar dónde está la gente".

El Draganfly, que acaba de comenzar la producción comercial, vale unos 15.000 dólares. El departamento forense de la policía provincial de Ontario utilizó uno para buscar pruebas en un homocidio en una zona remota.

Robin Murphy, un científico que desarrolla robots humanitarios para la A&M University de Texas, trabaja en un proyecto que utiliza pequeños helicópteros con cámaras para fotografiar zonas donde ha sucedido algún desastre. El sistema envía la información a un programa informático llamado "Rubble Viewer" que incorpora las imágenes en un modelo de 3D y permite a los cooperantes visualizar de inmediato la escena del lugar y buscar supervivientes. El proyecto utiliza una serie de pequeños rotores producidos por Air Robot, de Alemania.

Murphy también dirige el Centro de Búsqueda y Rescate asistido por Robot (CRASR), una agencia que mantiene un equipo de respuesta con una serie de robots especializados.

Aparte de la vigilancia aérea, los robots miniatura tienen un futuro prometedor para buscar víctimas de terremotos entre los escombros o en un edificio en ruinas. Richardson explicó durante su presentación que tras los ataques del 11 de septiembre, el uso de robots no funcionó adecuadamente porque los esscombros les bloqueaban el camino o eran demasiado grandes.

Pero desde entonces ha habido un progreso considerable y la actual generación recuerda mucho a una colección de serpientes y gusanos mecánicos, versátiles y capaces de llevar una cámara en miniatura dentro de un edificio derruido. La Universidad de Michigan ha desarrollado un robot oruga, llamado Omnitread-4, que puede pasar por un agujero de sólo cuatro pulgadas de diámetro y escalar en una superficie muy pequeña. Otro robot de Richardson parece un topo, con unas garras para remover escombros.

No será fácil convencer a las organizaciones humanitarias para que inviertan en robots, una tecnología cara. "Puede ser difícil justificar la compra de estos equipos, por ejemplo, en lugar de provisiones médicas, pero hay que poner el precio del equipo frente al valor de salvar una vida humana. La idea es que la gente que participa en temas humanitarios comience a pensar en el tema. Estamos tratando de abrir puertas", explica Murphy.

Rosie Oglesby, coordinadora del Humanitarian Futures Programme, señala que en este momento la idea es mostrar los últimos avances tecnológicos a quienes deciden las acciones humanitarias:

"Lo que intentamos hacer es abrir los horizontes de la planificación. Se trata de que vean lo que hay más allá y las cosas que deberían tener en mente. Estamos promoviendo un diálogo. Estas organizaciones necesitan relacionarse con los expertos".

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