Por qué algunos monos tienen la cara de colores

  • Los científicos de la Universidad de UCLA han trabajado con monos y simios del Viejo Mundo para conocer la razón de estos cambios físicos

Por qué algunos monos tienen la cara de colores
Por qué algunos monos tienen la cara de colores

Los científicos de la Universidad de UCLA han trabajado con monos y simios del Viejo Mundo para conocer la razón de estos cambios físicos

¿Por qué la cara de algunos primates contiene tantos colores diferentes –negro, azul, rojo, naranja y blanco- que se mezclan en todo tipo de combinaciones y, a menudo, con sorprendentes patrones mientras la cara de otros es bastante lisa? Biólogos de la Universidad de UCLA reseñaron el pasado año la evolución de 129 caras de primates en especies de América Central y del Sur. Este mismo equipo muestra ahora los rostros de 139 primates del Viejo Mundo en África y Asia de especies que se han ido diversificando a lo largo de los últimos 25 millones de años.

Con estos monos y simios del Viejo Mundo, los expertos han encontrado que las especies que son más sociales tienen patrones faciales más complejos. Las especies que tienen grupos de menos tamaño tienden a tener caras más simples, con menos colores, quizás porque la presencia de más áreas de color en el rostro es un potencial para las variaciones faciales entre los individuos de una misma especie. Esta variación podría ayudar a la identificación, lo que supondría una tarea de mayor dificultad en grupos más amplios. Las especies que viven en el mismo hábitat con otras especies de parientes cercanos tienden a tener patrones faciales más complejos, lo que sugiere, según las conclusiones de los científicos, que la complejidad del rostro podría ayudar también al reconocimiento de las especies.

"Los humanos estamos locos por Facebook, pero nuestra investigación sugiere que los primates han dependido del rostro para diferenciar a sus amigos de sus competidores durante los últimos 50 millones de años, y que esa presión social ha guiado la evolución hacia la enorme diversidad de caras que apreciamos dentro de los grupos hoy –explica Michael Alfaro, profesor asociado de Ecología y Biología Evolutiva en el College of Letters and Science de UCLA y autor principal de este estudio-. Los rostros son verdaderamente importantes para saber cómo los monos y los simios diferencian a unos de otros. Pensamos que los patrones de color tienen que ver tanto con la importancia de individualizar a los compañeros de especie de los miembros de otras especies parientes y para la comunicación social entre los miembros de una misma especie".

La mayoría de los monos y los simios del Viejo Mundo son sociales, y algunas especies, como los mandriles, pueden vivir en grupos de más de 800 miembros, explica la coautora del trabajo y adjunta al profesor asistente en el Departamento de Antropología y en el Institute for Society and Genetics de UCLA Jessica Lynch Alfaro. Todas las demás son especies extremadamente solitarias, como los orangutanes. En la mayoría de las poblaciones de orangutanes, los machos adultos viajan y duermen solos, y las hembras están acompañadas sólo por sus crías, explica. Algunos primates, como los chimpancés, tienen sociedades de "fusión y fisión", en las que militan en pequeños sub-grupos y se unen, ocasionalmente, en comunidades muy grandes. Otros, como los babuinos hamadryas, tienen sociedades superpuestas, con harenes, clanes, bandas y tropas, puntualiza.

"Nuestra investigación sugiere que el incremento del tamaño de los grupos añade presión a la evolución de la coloración a lo largo de las diferentes regiones de la cara", cuenta Michael Alfaro. Esto permite a los miembros de una especie tener "más vías de comunicación, un mayor repertorio de vocabulario facial, lo que es ventajoso si se mantiene una interacción frecuente con muchos miembros de la propia especie".

La investigación, que ha sido financiada con fondos de la National Science Foundation y apoyada por alumnos de doctorado del Institute for Society and Genetics de UCLA, fue publicada en el periódico Nature Communications. La autora líder del estudio, Sharlene Santana, empleó fotografías de caras de primates para su análisis y desarrolló un nuevo método para cuantificar los complejos patrones del rostro de los primates. Dividió cada cara en diferentes áreas, clasificó el color de cada una de las partes del rostro, incluidos el pelo y la piel, y asignó un marcador base para el número total de colores diferentes que se daban en las regiones faciales. Esta cifra numérica es llamada 'el número de la complejidad facial'.

Entonces, la científico estudió cómo los números de complejidad de las caras de los primates estaban relaciones con el sistema social que tenían. El hábitat donde las especies viven presenta muchas presiones potenciales que podría haber influido en la evolución de la coloración facial. Para evaluar cómo los colores faciales están relacionados con las condiciones medioambientales, los investigadores analizaron variables como la localización geográfica, la densidad del follaje, la lluvia y la temperatura. También emplearon métodos estadísticos que tenían en cuenta la historia evolutiva y las relaciones entre los grupos de primates para entender mejor la evolución de la diversidad y la complejidad facial. Mientras la complejidad facial estaba relacionada con variables sociales, tales como el tamaño del grupo o el números de especies de parientes cercanas en el mismo hábitat, la pigmentación facial se explicaba mejor por factores ecológicos y espaciales. Dónde vive una especie es un buen predictor de su grado de pigmentación facial.

"Nuestro mapa muestra claramente la tendencia geográfica en África, donde el rostro de los primates se va volviendo más oscuro cuanto más cerca se encuentran del Ecuador, y más luminoso cuanto más lejos de él se desplazan", cuenta Lynch Alfaro-. Se trata de la misma tendencia que observamos en los niveles de pigmentación de la piel humana, dentro de nuestro subgrupo, a lo largo del mundo". Las especies que viven en zonas más tropicales y con mayor densidad forestal, también tienden a tener un rostro más oscuro y más pigmentado.

Pero la complejidad de los patrones de color facial no está relacionada con el tipo de hábitat. "Encontramos que para los primates africanos, los rostros tienden a ser luminosos u oscuros dependiendo de cómo de abierto o cerrado es el hábitat o de cuánta luz recibe ese espacio -desvela Alfaro-. Y también descubrimos que no importa donde uno viva si su especie tiene un amplio grupo social; entonces su rostro tenderá a ser más complejo. Tendrá la tendencia de ser más oscuro y más complejo si uno se encuentra en un hábitat cerrado y en un grupo social muy amplio, y tenderá a ser más luminoso y más complejo si el individuo se encuentra en un hábitat abierto y con un grupo social amplio. La complejidad facial se explica mejor por medio del tamaño del grupo social al que se pertenece".

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