Ortiz ha destacado que la particularidad de la música y la arquitectura, a diferencia del cine o la literatura, "es que no tienen la capacidad de mantener niveles de exigencia y calidad en la narración, por lo que nunca serán artes narrativos en sí mismos".
El socio fundador de la constructora Cruz y Ortiz, encargada de obras como la Estación de Santa Justa de Sevilla o el futuro estadio del Atlético de Madrid, ha puesto ejemplos donde la arquitectura deja de ser "de manera instantánea narrativa, como cuando el arquitecto es incapaz de integrar su obra con el entorno de la ciudad, o cuando el restaurador ejecuta una mala praxis que no sólo lo deja sin narrativa sino que estropea la obra en sí".
Sin embargo, Ortiz reconoce que hay construcciones que son bastantes narrativos como puede ser el Museo Judío de Berlín o el antiguo pabellón de Grecia de la Expo 92, "e incluso hay estilos y constructores potencialmente narrativos como la arquitectura gótica o Santiago Calatrava".
Siguiendo esa idea, Antonio Ortiz ha recordado "que el hecho de que una obra sea narrativa no es decisión exclusiva del arquitecto sino que el público que lo contempla pueden darle esa cualidad como se ha visto en los casos del estadio de La Peinera de Madrid o el edificio Puerta de Oriente de Suzhou (China) conocido coloquialmente por 'el pantalón'".
Por último, el arquitecto sevillano ha señalado que si se debe evitar cualquier tipo de narración en la arquitectura dependerá de "si ésta es acorde o constituye un despropósito como la Ciudad de la Cultura de Santiago de Compostela".
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