Cinco secuencias para conmemorar los diez años sin Billy Wilder

Con faldas y a lo loco (1959).

La historia de dos rateros de poca monta que para huir de un peligroso gangster de Chicago se unen a una orquesta de señoritas. El trío Jack Lemmon-Tony Curtis-Marilyn Monroe era pura dinamita y la película, una de las mejores comedias de la historia del cine.

El crepúsculo de los dioses (1950).

Brutal retrato de la crueldad humana personificada en el cruel olvido de una estrella del cine mudo, que vive aislada del mundo en su mansión bajo la protección del director que la descubrió, ahora convertido en su mayordomo. En un genial rizo del rizo, el papel lo interpreta una estrella olvidada del cine mudo, Gloria Swanson, aocmpañada del realizador de muchas de sus películas, Erich Von Stronheim.

Uno, dos, tres (1961).

La comedia para hacer sátira política. El director de la fábrica de la Coca-Cola en Brelín Este negocia con enviados del Kremlin la llegada de la chispa de la vida al otro lado del Telón de Acero. La operación se complica cuando la frívola hija del presidente llega de stage y se enamora de un joven comunista.

Testigo de cargo (1957).

Una de las claves del cine de Billy Wilder (no en vano era también guionista) era su obsesión por la estructrua de la narración. Eso le llevó a realizar la mejor adaptación de una novela de Agatha Christie, "por no es nada más que estructura", explicaba. El reparto es uno de los mejores de la historia: Charles Laughton como un abogado al borde de la jubilación, Elsa Lachenster (su muejr en la vida real) como su insoportable enfermera, Tyrone Power como un seductor reo de asesinato y Marlene Dietrich como su compleja y siempre sorprendente esposa.

El apartamento (1960).

Para muchos, ésta es la mejor película de Billy Wilder, aunque ese título es difiícil de otorgar. Pero quizá si sea esta la que reúne todos los rasgos de su genio: la comedia irresitibe, el retrato ácido, la crítica afilada y la emoción contenida. La química entre Jack Lemmon y Shriley MacLaine tuvo una segunda entrega en al encantadora Irma la Dulce (1963).