El Polo Sur: la última aventura turística

  • Hordas de turistas han llegado al desierto blanco para celebrar el centenario de su descubrimiento. Este año con una gran novedad: la tienda de regalos más al sur del planeta alojada en una tienda de campaña.
Emily Stone | GlobalPost

Cuando Robert Falcon Scott llegó al Polo Sur hace 100años escribió en su diario: "¡Dios santo! Esto es un lugar horrible". La desolada y vacía llanura blanca tampoco ganó puntos aojos de Scott cuando se dio cuenta de que su rival le había ganado.El noruego RoaldAmundsen había llegado a ese punto el 14 de diciembre de 1911, un mes antes queScott, que lo hizo el 17 de enero siguiente.Scott murió en el viaje de vuelta.Las hordas de turistas (según los estándares del PoloSur) que han llegado esta semana a ese mismo punto para celebrar el primercentenario de la Carrera al Polo se han encontrado un panorama bastantedistinto: la tienda de regalos más al sur del planeta.En el Polo Sur hay desde este año dos tiendas de campaña temporales para dar información a los visitantes y para que entiendan qué es lo que se hace actualmente en la estación científica estadounidense Amundsen-Scott.

Además, se pueden comprar recuerdos. ¿Qué viaje a losconfines del mundo estaría completo si no se puede comprar una gorra o unacamiseta conmemorativa?El Polo Sur era la última frontera de las exploracionesterrestres cuando Amundsen y Scott, un capitán de la Armada Británica,iniciaron su carrera hace 100 años. Todavía hoy en día muchos lo siguenconsiderando como el paradigma de los viajes de aventura.Se calcula que en la corta temporada de verano que ahoracomienza llegarán unos 300 visitantes. Algunos lo harán esquiando y otrosllegarán en avión.Para los 250 científicos y personal de apoyo que viven enla estación durante el verano, estas cifras son enormes. "Creemos que va a serun poco caótico", admite Andrea Dixon, coordinadora de turismo del Polo Sur."Será loco, pero divertido".El año pasado llegaron al Polo Sur 266 turistas entrediciembre y enero, lo que dura la temporada de verano.Los visitantes se encontrarán temperaturas entre los -28y -25 grados centígrados, y una gran actividad en la estación, ya que todo elmundo intenta sacar el máximo provecho del corto verano para avanzar en susinvestigaciones.La decisión de la National Science Foundation, quegestiona el Programa Antártico de EEUU, de abrir un centro de visitantes y unatienda de recuerdos tiene en parte como objetivo limitar la movilidad de losvisitantes para que interfieran lo mínimo en la vida diaria en la estación, dela que se ofrecen rutas guiadas.La estación estadounidense acoge a científicos y personalde apoyo (cocineros, albañiles, etc.) que se encargan del mantenimiento de lasinstalaciones. Los científicos están allí para aprovechar la posiciónexcepcional del polo y utilizar herramientas como un detector de neutrinosenterrado a 2,4 kilómetros bajo el hielo, que permite estudiar partículassubatómicas, o un enorme telescopio que escudriña el universo en busca demateria oscura. En invierno sólo permanece allí un equipo básico de 50personas.El centro de visitantes y la tienda de regalos sontiendas semicirculares con claraboyas y calefacción. Los ordenadores y lamáquina registradora funcionan con energía solar.Quienes quieran comprar un imán del Polo Sur o unrecuerdo del centenario sólo pueden pagar con dólares en efectivo. No seadmiten ni tarjetas de crédito ni otras divisas.Uno de los desafíos de gestionar una tienda de recuerdosen el Polo Sur es que se trata de un territorio sin zona horaria específica(todas las zonas horarias del mundo convergen en ese punto, y en verano hay luzlas 24 horas del día).La estación funciona con la hora de Nueva Zelanda, ya queel personal de EEUU llega allí en vuelos desde Christchurch. Pero losturoperadores y visitantes ocasionales suelen mantener sus horarios habituales.Dixon dice que las instalaciones turísticas funcionaránsiempre que se necesiten. "Pero supongo que me llamarán para que abra amedianoche", admite.Annie Aggens, directora de expediciones polares dePolarExplorers, una empresa de Chicago, dice que a sus grupos de viajeros lesencantará poder tener acceso a la tienda y centro de visitantes las 24 horasdel día. PolarExplorers llevará allí esta temporada a 30 personas, en seisviajes, tanto en rutas de esquí como en avión. El precio ronda entre 40.000 y65.000 dólares por persona.La principal actividad es llegar al Polo en si, como sea.Aparte de las obvias fotografías, una ojeada al centro de visitantes, a latienda de regalos y un tour por la estación, no hay mucho más que hacer,excepto mirar a la llanura de hielo y pensar en el mérito que tuvieron quieneslograron llegar allí hace un siglo, sin gore-tex, GPS o una buena taza de cafécaliente esperándoles.

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