"Cuatro esquinitas tiene mi cama", la novela del poder cautivo del buen humor

  • Sandra Sánchez.

Sandra Sánchez.

Santiago de Compostela, 11 feb.- Espectros, vidas pasadas y carcajadas, son los ingredientes de la novedosa propuesta de "humor espiritual" del escritor orensano Fernando Méndez, que en "Cuatro esquinitas tiene mi cama", editado por Suma de Letras, desgrana el "poder cautivo" de la alegría.

La historia de una mujer, Lourdes, florista, separada y con una hija adolescente, cautiva a los lectores desde el primer día en el que este trabajo se asomó a las librerías, el pasado 5 de febrero. ¿La fórmula? Hacer reír y reflexionar.

Son "cuatrocientas páginas de sonrisa garantizada y una inyección de optimismo", explica en una entrevista con EFE su autor, que está en plena promoción.

Cuando Lourdes se dispone a colocar una corona de flores en una lápida, recibe la visita de Armand, un hombre que, aparte de "estar como un tren", dice ser un ángel que tiene por misión ayudarla a resarcirse de la mala gestión de sus vidas anteriores.

"Son los protagonistas de esta suma de letras, sonrisas e ilusión", prosigue Fernando Méndez, que ha querido escribir una obra contra el desánimo y la apatía, "perfecta para estos tiempos que corren".

Ambos, Lourdes y Armand, deben realizar un viaje espiritual de dos mil años por las vidas pasadas de la florista, hasta llegar a la época en la que fue Cleopatra, la reina del Antiguo Egipto, con la meta de "corregir" todos los errores y recuperar "las cuatro esquinitas" de su existencia, en especial, el amor de su hija.

El viaje astral los lleva a Nueva York, Colonia, la Ruta de la Seda, Pompeya... Solamente disponen de cuarenta y ocho horas para el reto.

El artífice busca "más la sonrisa que la risa, que la carcajada, es decir, que el lector reflexione sobre las cosas que realmente importan en la vida, y el humor y el amor son dos de ellas".

¿La receta? "Hacer la vida más sencilla, que fluya. Ser más optimistas".

De las diez cosas importantes que ocurren al ser humano cada día, nueve son buenas, calcula Méndez, y enumera: "Ese café que nos sirven amablemente, ese abrazo que nos dan nuestros seres queridos cuando llegamos a casa, el coche que nos cede el paso al cruzar la calle... Pero aquella cosa menos buena, un enfado, un contratiempo, hacemos que prevalezca más sobre las demás, y ese es el gran error que cometemos".

La encomiable propuesta la ha elaborado aplicando "fórmulas" de los clásicos, como Chaplin, Harold Lloyd, Buster Keaton, Groucho Marx. "Ellos no necesitaban hablar prácticamente para hacernos sonreír. Hacían un humor sencillo sobre las cosas importantes que tiene la vida".

El hecho de ponerse en la piel de una mujer ha sido para Fernando Méndez "un reto muy agradable", la personalidad femenina lo fascina.

"La mujer tiene el sentimiento a flor de piel, es capaz de pasar de un grito de cólera a uno de amor, o de un gemido a un susurro en un segundo. Y esa calidad poliédrica del sentimiento y de la forma de ser femenina me fascina".

Entonces, llega la confesión: "Los cinco meses que tardé en hacer la novela tuve la sensación de ser hermafrodita. De convertirme en hombre por las mañanas y en mujer por las noches para escribir".

Tierna, hilarante, conmovedora y reflexiva, "Cuatro esquinitas tiene mi cama" descubre un territorio desconocido por muchos, el mejor espacio para ser feliz, "la fantástica realidad".

Fernando Méndez, uno de los periodistas de investigación más premiados de España en el ámbito de las drogodependencias, afronta esta nueva aventura tras el libro dedicado al "Caso Metílico", cuando se cumplió medio siglo del mayor envenenamiento registrado en este país.

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