Irisarri recrea un jacobeo milenario en "La estrella peregrina"

  • Santiago de Compostela.- Durante varios años lo único que escuchó Ángeles Irisarri fueron negativas de las editoriales pero ahora "la dama de la novela medieval" puede elegir gracias al 1,3 millones de ejemplares vendidos de los 26 títulos que preceden a "La estrella peregrina", "su" jacobeo milenario.

Irisarri recrea un jacobeo milenario en "La estrella peregrina"
Irisarri recrea un jacobeo milenario en "La estrella peregrina"

Santiago de Compostela.- Durante varios años lo único que escuchó Ángeles Irisarri fueron negativas de las editoriales pero ahora "la dama de la novela medieval" puede elegir gracias al 1,3 millones de ejemplares vendidos de los 26 títulos que preceden a "La estrella peregrina", "su" jacobeo milenario.

Irisarri (Zaragoza, 1947) se describe en una entrevista con Efe en el Pazo de Brandeso, donde Valle Inclán situó las aventuras del marqués de Bradomín, de la misma forma que éste lo hacía, es decir, "fea, católica y sentimental", pero también "muy afortunada" y "entusiasmada" con su trabajo, en el que lo mejor, "sin duda", son los lectores.

Se decidió a escribir "La estrella peregrina" (Suma) porque había hecho "muchas veces" el Camino de Santiago, "coincidió" que éste sería Año Jubilar y le apetecía "estudiar" a aquellos romeros y su época que, según ella, se diferencia de la actual en que la religiosidad "es otra", "no tan sustancial".

"Hace mil años, el interés que despertaban las historias que se contaban sobre las vidas y milagros de los santos, sus peripecias, lo que había pasado con sus reliquias, dejaban pequeño al programa de mayor audiencia de la actualidad", subraya.

Eligió situar su historia en el año 1000, protagonizada por una familia francesa, porque ese era el de "los terrores del milenio" y porque el que tenía la entrada por Roncesvalles era el itinerario jacobeo por excelencia.

Irisarri ya había hecho el mismo recorrido que su señora doña Poppa de Conquereuil, un personaje inventado pero al que convierte en descendiente de don Roland, y tenía, por lo tanto, "bien delimitado" su trabajo pero, admite, "una cosa es hacerlo como peregrina y otra como novelista".

Así que con la idea clara y "mucho camino andado" la escritora se dedicó seis meses a estudiar, fundamentalmente, las crónicas de la época y también a pedir ayuda a diestro y siniestro porque, revela, "hay infinidad de datos y detalles nimios que comprobar".

En su auxilio llamó a los concejales y a los "eruditos locales", que le prestaron su memoria de forma desinteresada.

Incluso contó con "asesores bretones" para que le explicaran cómo era una cama tan peculiar como la que usaban doña Poppa y su marido, don Robert, cuyos "antepasados" eran nada menos que Carlomagno y don Pipino el Breve.

A los condes les hace padres de un personaje "muy mágico", Lioneta, "una hija monstruosa para la época porque era enana", y es que, dice pícara, las Leyes de Mendel "son los que son", y Pipino el Breve se llamó así no porque su reinado fuera corto "sino porque era enano".

"Una persona con alguna diferencia es siempre observada, desde que nace hasta que muere, pero en la Edad Media a estos 'monstruos' se les llamaba energúmenos, porque estaban endemoniados", afirma la autora.

El conde muere y la condesa decide hacer el peregrinaje que habían planeado y emprende así un viaje de 2.000 millas, en el que el encargo de la condesa de Bretaña de que le compre un "beato", una copia de la obra del Beato de Liébana, supone una gran aventura.

Asevera que no suele leer novela histórica, sólo a su colega Toti Martín de Leza, porque, dice, le ponen "muy nerviosa" las imprecisiones y porque no quiere "inspirarse" en nada que no sean sus propias ideas e imaginación.

"Esto de escribir hay quien piensa que es como ser un 'vicediós' y no. Esto es, simplemente, un oficio" en el que, asegura, se pasan "muy malos ratos", como el que ella atravesó cuando al llegar a la página 140 era incapaz de cruzar el puente en el que había puesto a sus protagonistas y tardó dos meses "de carencia" en dar con la solución.

Concha Barrigós

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