Los tres motivos por los que se venden más 'e-readers' que 'e-books'

  • Las ventas de 'e-readers' fueron 280.000 unidades en 2011, pero sus propietarios apenas compraron 190.000 `e-books´ para leerlos en dichos dispositivos. La diferencia entre aparatos y contenido se debe a tres motivos. Uno de ellos es que los 'e-readers' han sido más un objeto de regalo, que una compra personal para cambiar el hábito de lectura del papel a lo digital. 
David González | aviondepapel.tv

Un dispositivo de lectura de libros electrónicos siempre promete ser una biblioteca portátil en la que puedes llevar miles de e-books. Igual que en el mundo analógico, pero sin portabilidad. Disponemos de una librería en casa, con muchos libros de papel en los anaqueles. Sin embargo, en un mercado de e-books tan incipiente como el español se está produciendo un raro fenómeno. Se compran más aparatos que libros digitales. 

Así, en España se vendieron unos 280.000 e-readers en 2011, pero sus propietarios apenas compraron 190.000 e-books de la oferta de títulos disponibles para leerlos en su interior. Son cifras de la consultora GFK, después de que auditara a las principales tiendas online de nuestro país. 

"Muchos de los e-readers que se han adquirido este año son un objeto de regalo, sobre todo en esta campaña de Navidad. Algunos, incluso no es descartable que se guarden en un cajón", explica David Pemán, responsable del panel del libro, de GFK.  

Ahí tendríamos la primera razón por la que existen más aparatos que libros electrónicos. Papa Noel y los Reyes Magos los han traído en sus sacas.  

"El e-reader es un buen obsequio, mientras que el libro electrónico –el contenido- no se regala al no contar con soporte físico. Cuando se pueda convertir en algo tangible, quizás repunten las ventas, como ocurre en Navidad con los libros en formato papel", afirma Pemán. 

El segundo motivo, según este consultor, sería que muchos dispositivos cuentan con una biblioteca de clásicos o libros sin derechos para su lectura gratuita a través de las pantallas de tinta electrónica. 

"Al ser un regalo para nuevos usuarios, se está leyendo e-books gratuitos sin derechos de autor. En España, el mercado de compra de libro electrónico aún es residual, como en el resto de los países de nuestro entorno", añade Pemán.  

Su consultora audita las principales ventas de librerías online bajo una premisa. Contabilizan el e-book como contenido de ficción; es decir, novelas y demás géneros de literatura. Así exceptúan del computo lo no literario. 

"El 80% de las ventas de contenido digital para e-readers suele ser suscripciones de contenido digital jurídico. Nosotros no contabilizamos en nuestros informes esta tipología de contenido; es decir, las 190.000 unidades de e-books se refieren a ficción para adultos, infantil y juvenil", confirma Pemán.

Ahí ,quizás estaría el tercer factor en importancia de por qué existen más e-readers que e-books. Los abogados, economistas o demás expertos de las ciencias sociales usan sus e-readers para leer "contenido profesional" y no para una lectura vinculada al ocio. 

Al margen de este tipo de profesionales, lo que está claro es el perfil del comprador de dispositivos de lectura de tinta electrónica. Según GFK, los dueños de e-readers en España son "lectores asiduos", que amortizan con los clásicos gratuitos y con sus compras posteriores de novelas electrónicas el aparato. 

Además, en otro escalafón estarían los usuarios amantes de la tecnología, así como todos aquellos usuarios que, desde estas navidades, han recibido el lector electrónico como regalo. 

En este sentido, David Pemán habla también de una buena campaña navideña y estima un buen 2012 para este mercado tecnológico. No en vano, los pronósticos de su consultora avisan de que los 280.000 e-readers vendidos en 2011 se incrementarán el 30% en 2012.  

Y quizás estos datos se acentúen cuando bajen los precios de dichos dispositivos. El consultor recuerda que en España el precio medio de un e-reader es uno de los más caros de Europa. Aquí, nos cuesta una media de unos 175 euros, frente a los 148 euros, 119 euros o 134 euros de Alemania, Francia o Reino Unido, respectivamente.

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