'Ponte las alas... cuando la vida te dé calabazas'

  • Rosetta Forner ejerce de hada madrina personal con este nuevo libro. Con él intenta enseñar a la gente a pensar por sí misma. Rosetta explica en esta nueva obra que sin alas estamos desconectados de nuestro ser interior.
Portada del libro 'Ponte las alas cuando la vida te de calabazas', de Rosetta Forner
Portada del libro 'Ponte las alas cuando la vida te de calabazas', de Rosetta Forner
lainformacion.com
Ylenia Álvarez

Rosetta Fornertiene una forma especial de contar las cosas y hasta ha creado un vocabulario propio. Para ella, la sociedad actual o el Club del Redil, como la ha bautizado ella, ha ido a la deriva en los últimos años, cayendo en una espiral de materialismo y consumismo que ha acabado por eclipsar los valores humanos. Con seis años ya dijo, de una forma esponánea, que quería ser hada madrina. Y eso es justo lo que hace hoy. Sus palabras son su varita, que con su toque nos invita a la reflexión y a la autocrítica. Todo queda reflejado en su último libro 'Ponte las alas... cuando la vida te dé calabazas'.

¿A quién va dirigido 'Ponte las alas... cuando la vida te dé calabazas'?

Pues a todo el mundo que le dan calabazas porque a todo el mundo se las dan en algún momento de su vida.

¿Es un libro para encontrarse a uno mismo?

A lo mejor no es tanto para encontrarse como para desencontrarse, porque hay gente que piensa que está encontrada y le vendría bien desencontrarse primero para luego poderse reencontrar verdaderamente. También para hacerle pensar, ya que últimamente en el mundo a la gente se le enseña muy poco, por no decir nada, a pensar, y a tomar las cosas con mejor humor y no con tanto dramatismo y generar siempre una mortificación de sus vidas, porque así está la gente de deprimida y de mal.

¿Qué significa estar sin alas?

No ser auténtico, no vivir acorde a los principios de uno y las propias ideas y necesidades, sino adoptando las ideas de lo que yo he bautizado como Club del Redil, que es la sociedad en general.

La gente cuando va sin alas vive una vida desconectado de sí mismo, de su alma, de sus capacidades, de sus necesidades… No cuida de sí mismo, y así le va, porque una persona que vive a expensas y a veces en contra de sí misma es una persona fácilmente manipulable y asustable, y últimamente se utiliza mucho el miedo para manejar a la gente y tenerla sometida.

¿Qué implicaría ponerse las alas?

Un primer paso, desde luego, es reconocer que uno está mal y que está hasta las narices y que en su vida no se siente feliz. Empezar a reflexionar sobre cómo está contribuyendo a esa infelicidad, a esa sensación de tristeza, a esa presión o a ese desastre vital para que le den tantísimas calabazas porque a la mayor parte de la gente muchas veces las calabazas se las concede uno a sí mismo.

¿Somos responsables de todo lo que nos pasa?

Bueno, de todo… todo, no. A veces somos responsables directos y a veces corresponsables, unas veces por omisión y otras por acción. Hay personas buenas, que por situaciones, y sin haber hecho nada, les caen chuzos de punta. No siempre es.. ¡qué malo que he sido!

Yo no hablo de culpabilidad, sino de responsabilidad, pero hay otras veces que nos caen chuzos de punta, que nos van a caer a todos porque que enferme o que fallezca un familiar eso no es una cuestión de "me pasa a mí" y "no le pasa a nadie más". Porque ahí uno… ¿qué responsabilidad tiene? Pues haber nacido simplemente.

Pero quitando esas grandes cuestiones y yendo a algo más prosaico, una vida más cotidiana, ahí sí que hay mucho de responsabilidad por acción o por omisión. Hay muchas personas que en vez de plantearse qué pienso yo, pues siempre están pensado en caerle bien a los demás y no a sí mismos.

En el libro estableces el concepto de humanoide, ¿en qué consiste?

El humanoide se me ocurrió porque hay gente en la vida… Que dices: bueno, aquí tiene que haber dos razas. Los humanoides sólo están pendientes de las cosas externas, del poder que otorga el dinero, la posición…. Esas personas en mayor o menor escala son capaces de traicionar su integridad, de mancillarla o de pasar olímpicamente, y de hacer daño a otras personas, incluidos ellos mismos. Todo por un dinero, por un supuesto poder y cosas tan prosaicas como decir "yo vivo en este barrio y tengo este coche, y despreciar al otro por su origen social o por el barrio donde vive o porque no gana tanto dinero". Hay gente que cuando le ha quebrado el negocio o le han echado del puesto de trabajo y ha dejado de ganar lo que ganaba, ha pasado a entrar en una depresión terrible. Todo por el dinero y porque no podía mantener el estatus social que tenía, lo cual es muy triste.

Son personas que viven al margen del algo y entonces yo decidí bautizarlas como humanoides.

En el libro planteas: "Recuerda que eres lo mejor que te ha podido pasar"

Sí, porque la gente en general se quiere muy poco y se odia aún mucho, se tiene manía, no se cuida de sí mismo… Y yo le digo a la gente, pero si no te cuidas tú, ¿quién te va a cuidar? Uno tiene que entender de una vez por todas que tiene que  practicar el sano egoísmo, que consiste en ocuparse de uno de verdad y no vivir contra uno. Una persona que vive contra sí misma, se maltrata… ¿cómo puede tratar bien a otros semejantes? Es imposible. Tenemos con los demás la relación que tenemos con nosotros mismos. No se puede amar a otra persona cuando no se ama al ser más importante de la vida de uno, que es uno mismo. Yo le digo a la gente si tú te vas, si tú te mueres, se acaba todo.

Esto enlaza con la actual situación que viven muchas parejas en la actualidad,  situaciones de violencia en muchos casos. Tú hablas en el libro de "respeto sí, pero humillación, no"

No sabes la de cosas que les digo a las mujeres que tengo en consulta. Sobre todo les hago preguntas. En los años 80, si a mí me llegan a decir que en el 2010 esto habría derivado en lo que ha derivado, yo nunca me lo hubiese creído.

En los 80 hubo como una progresión y las mujeres cada vez tenían más respeto por sí mismas, eran muchísimo más líderes…. El mundo en general estaba naciendo a una revolución. En la época de mi abuela eran muchísimo más dignas, más lúcidas, los hombres también… Había un mayor respeto por el ser humano y ahora, ellos y ellas, nos sé que les ha pasado.

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