La globalización, Picasso y siete siglos de arte suizo se dan cita en Berna

  • Berna.- Tres exposiciones muy distintas se dan cita estos días en el Museo de Arte de Berna: una dedicada a siete siglos de arte suizo, otra centrada en las consecuencias sociales de la globalización, con Chile como ejemplo, y una tercera que reúne los grabados eróticos de Picasso.

La globalización, Picasso y siete siglos de arte suizo se dan cita en Berna
La globalización, Picasso y siete siglos de arte suizo se dan cita en Berna

Berna.- Tres exposiciones muy distintas se dan cita estos días en el Museo de Arte de Berna: una dedicada a siete siglos de arte suizo, otra centrada en las consecuencias sociales de la globalización, con Chile como ejemplo, y una tercera que reúne los grabados eróticos de Picasso.

Son tres muestras que podrán visitar quienes se acerquen en estas vacaciones de Pascua a la pequeña capital federal helvética, cuyo casco antiguo figura en la lista del patrimonio universal de la UNESCO y que se precia también de tener un original museo dedicado exclusivamente al pintor Paul Klee, obra del arquitecto Renzo Piano.

Bajo el título de "Múnchen Retour" (Vuelta de Múnich) el Kunstmuseum ofrece más de 150 obras de su propia colección que visitaron desde septiembre de 2010 hasta el pasado enero la capital bávara y que ahora regresan a esta institución.

La colección comprende desde maestros italianos de la Edad Media, con obras de Duccio di Buoninsegna, Fra Angelico, entre otros, hasta los artistas suizos del siglo XX como Daniel Spoerri, Jean Tinguely, Dieter Roth o Markus Raetz.

Entre los tesoros ahora expuestos hay tablas de algunos de grandes artistas del Renacimiento alemán o suizo como Hans Holbein el Joven o Niklaus Manuel, apodado Deutsch, un artista polifacético que participó también como escritor y político en la reforma religiosa de Berna.

Algunos de los cuadros más impresionantes de esa etapa son los paneles laterales de un altar destruido durante la iconoclastia de la Reforma que muestra escenas con esqueletos, entre ellos un ejército dispuesto para el ataque y una misa en la que todos también lo son, incluido el oficiante, macabra escena que dio en su día lugar a fuertes debates.

Tratándose de un país de grandes bellezas alpinas, parece natural que muchos de los cuadros del museo sean paisajes, género muy popular a partir de la mitad del siglo XVIII, cuando los viajeros ingleses incluyen a Suiza en su "grand tour", o en XIX cuando el empresario Thomas Cook comienza a hacer los primeros viajes organizados a los Alpes.

Están por ejemplo las obras de Caspar Wolf, pionero de la pintura alpina, que acompaña a los científicos en sus expediciones a las cumbres aún por explorar, o Franz Niklaus König, que inventa el llamado diafanorama a base de acuarelas, sobre todo paisajes nocturnos, que se iluminan por detrás y crean efectos especiales.

Además se puede apreciar la pintura de género de Albert Anker, un artista que retrata con realismo la vida rural en la Suiza del XIX, destacan también Ferdinand Hodler (1853-1918), una de las grandes figuras de la moderna pintura suiza con su particular visión del paisaje y sus composiciones alegóricas, y Felix Vallotton, del grupo de los nabis.

Se llega así a los post-impresionistas, divisionistas y neoimpresionistas como Cuno Amiet y los primos Augusto y Giovanni Giacometti (este último padre del escultor Alberto Giacometti), y al artista suizo-alemán más singular e importante del siglo XX: Paul Klee (1879-1940), un creador de una enorme fantasía y humor que fue profesor de la Bauhaus y perseguido por el nazismo.

Además figuran el alemán Ernst Ludwig Kirchner, que durante la I Guerra Mundial se retiró a Suiza, quien influyó en el desarrollo del expresionismo helvético, y Alberto Giacometti, el creador de esas figuras filiformes que son como el equivalente escultórico del existencialismo filosófico.

Y se debe mencionar el arte concreto suizo, representado, entre otros, por Max Bill, el surrealismo de Meret Oppenheim, o a otros artistas como Spoerri, Tinguely o Roth, que, herederos del espíritu DaDa, convierten en arte lo banal o incluso lo repugnante como la basura o los excrementos.

Esa exposición que quiere ser un repaso de la historia del arte suizo comparte el museo con la titulada "Dislocación", que pudo verse en Chile con motivo del 200 aniversario de la Independencia y en la que mediante vídeos e instalaciones artistas de ambos países analizan las desastrosas consecuencias sociales de las políticas neoliberales tanto en el país andino como en otros continentes.

Finalmente, hasta el 1 de mayo, se puede visitar la muestra dedicada a la obra erótica de Picasso, procedente de la colección de arte gráfico del empresario textil zuriqués Georges Bloch, que donó una parte de las 2.000 obras del artista español por él reunidas a ocho museos suizos para su exhibición pública.

Joaquín Rábago.

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