Sandro Cordero dice que "la libertad de Calígula es egoísta, pero también verdadera"

  • Mérida.- El actor asturiano que encarna en el Festival de Mérida al Calígula que quería la luna, versionado por Santiago Sánchez al frente de la compañía valenciana L'Om-Imprebís, cree que "sólo se es libre a costa de otros" y que, a pesar de que éste sea un concepto "egoísta al máximo", quizás ésta sea "la verdadera libertad".

Sandro Cordero dice que "la libertad de Calígula es egoísta, pero también verdadera"
Sandro Cordero dice que "la libertad de Calígula es egoísta, pero también verdadera"

Mérida.- El actor asturiano que encarna en el Festival de Mérida al Calígula que quería la luna, versionado por Santiago Sánchez al frente de la compañía valenciana L'Om-Imprebís, cree que "sólo se es libre a costa de otros" y que, a pesar de que éste sea un concepto "egoísta al máximo", quizás ésta sea "la verdadera libertad".

Así lo ha manifestado en una entrevista concedida a Efe en su paso por Mérida, en cuyo Teatro Romano dice sentirse "muy a gusto" y donde, a pesar de lo "inmenso" que es y el "vértigo" que confiesa a veces le da, "si se deja que fluya la energía, todo sale bien".

Sandro Cordero ha confesado que se "echa a temblar" cuando se enarbola la libertad y que le preocupa la tiranía económica en su nombre "porque no se ve, no se nota hasta que estalla. Es ésta una de las tiranías más peligrosas y, en su nombre, se han hecho grandes barbaridades".

En este sentido, el actor asturiano prefiere no hablar tanto de libertad y "trabajar para ser un poco más libre, pero sin decirlo", y así lo ha hecho con Calígula.

Cuando se le pregunta por la locura de Calígula, responde rápido defendiendo la cordura del que ha pasado a la historia como uno de los emperadores más perversos de Roma.

"Está demasiado lúcido para soportar la hipocresía de lo que ve a su alrededor".

Es más, ha añadido, Calígula al principio cree en el amor, en el arte y en la bondad pero, después, se le irán desmoronando todos los ideales e "irá descubriendo lo que subyace" y comprobará, tras la muerte de su hermana, cómo el amor le hace tomar "un camino de autodestrucción".

"Es ahí donde podemos hablar de la locura de Calígula", ha añadido.

El actor asturiano, que asegura que "lo bonito de ser actor es trabajar con uno mismo, lo que ayuda a conocerse mejor para no engañarse a sí mismo ni ser falsos", no quiere ni pensar qué haría si él tuviera el poder con que contó Calígula porque "me da miedo".

No obstante, considera que, "si fuéramos sinceros", nos daríamos cuenta de que "todos, en mayor o menor medida, tenemos algo de Calígula".

Él lo ha hecho trabajando el personaje, con el que, confiesa, ha jugado a sacar los fantasmas de uno mismo, e incluso a divertirse con ello.

El padre de Sandro Cordero, cuando se enteró de que iba a representar Calígula, le espetó: "¡Hombre, por fin vas a hacer teatro de verdad!", y el actor ríe al recordarlo, reconociendo después lo que le dijo su progenitor.

Y es que el de Camus es uno de esos textos que forman parte de la historia del teatro, tiene "una poética impresionante y encierra un pensamiento filosófico alucinante", de ahí que haya gente que acuda varias veces a ver la obra, "para asimilarla bien".

Y eso que "ésta no es una obra filosófica", asegura, sino "una a donde la gente ríe, llora, se divierte y al final te das cuenta de todo lo que te han soltado", así que Cordero siente así cómo a todo "todo actor le apetece alguna vez en la vida lidiar con este texto".

Ésta vez él lo ha hecho bajo la batuta de Santiago Sánchez, con quien empezó a trabajar a finales de los noventa y con quien confiesa que ha llegado a tener "un grado de entendimiento muy bonito".

De hecho, asevera que hablan muy poco del personaje, "es un trabajo nada intelectual y mucho de tripa" en el que Cordero nota cómo Sánchez le va dirigiendo "cómodamente" hasta que llega un momento en que "con una mirada o un gesto" se entienden.

Así es como dice que han desarrollado Calígula y han profundizado en los luces y sombras de este personaje al que le corrompe la hipocresía que comprueba a su alrededor, lo que le lleva a la "destrucción total", pero es por eso mismo por lo que aspira a "conseguir la luna", a que las cosas cambien, explica.

Sandro Cordero es graduado en el Instituto de las Artes Escénicas de Asturias, ha hecho cine, televisión, ha colaborado con compañías como Replika, dirigida por Jaroslaw Bielski, ha participado en "La Boda y el baile de Luis Alonso" y ha protagonizado con el teatro de La Abadía "Ubu Rey", con dirección de Álex Rigola.

Pero es con la compañía "L'Om Imprebís" con la que se ha convertido en uno de sus actores principales desde 1999, con "Galileo", "En la soledad de los campos de algodón", "Quijote", "Los mejores sketches de Monty Python" y "Don Juan Tenorio".

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