La oposición siria acoge con prudencia el plan de tregua ruso-estadounidense

La oposición siria acogió este sábado con prudencia un plan de alto el fuego acordado por Rusia y Estados Unidos que podría desembocar en la primera campaña militar conjunta de las dos potencias contra los yihadistas.

El secretario de Estado norteamericano, John Kerry, y el ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguei Lavrov, dijeron que la tregua, pactada en Ginebra el viernes por la noche, se pondría en práctica el lunes, primer día de la fiesta musulmana del Eid al Adha.

Ambas potencias respaldan bandos opuestos en el conflicto: mientras que Moscú apoya al régimen del presidente Bashar Al Asad, Washington ayuda a la coalición de rebeldes que considera moderados.

Pero si Rusia consigue convencer a Asad de que respete el alto el fuego durante una semana, Moscú y Washington comenzarán juntos una operación conjunta coordinada contra objetivos "terroristas".

Un responsable del Alto Comité de Negociaciones (ACN) dijo que el grupo de opositores se congratulaba por el acuerdo.

"Saludamos este acuerdo, si llega a aplicarse", dijo Bassma Kodmani.

"Estamos expectantes por si Rusia convence al régimen, algo necesario para poner en marcha el acuerdo", agregó.

El cierre del plan se produjo tras una maratoniana reunión de más 12 horas en Ginebra en un nuevo intento de frenar un conflicto que ha dejado más de 290.000 muertos y millones de desplazados hacia Líbano, Turquía y la Unión Europea.

Tanto Kerry como Lavrov dijeron que el complejo plan es la mejor oportunidad para acabar con la guerra entre el régimen y los rebeldes y seguir atacando a los yihadistas del antiguo Frente Al Nusra, antes afiliado a Al Qaida, y del grupo Estado Islámico.

El secretario de Estado norteamericano señaló que los dos países esperaban que este acuerdo permitiera "reducir la violencia, los sufrimientos (de la población) y reanudar el camino hacia una paz negociada y una transición política".

Por su parte, Lavrov declaró que el gobierno sirio estaba "preparado para cumplir" el acuerdo, pero que Moscú no podía "garantizar al 100%" que todas las partes cumplieran con el alto el fuego.

La espinosa cuestión de la salida de Asad sigue estando en el aire. Mientras que las potencias occidentales abogan porque el presidente sirio deje el cargo, Rusia le apoya.

Un punto clave del acuerdo es la entrega de ayuda humanitaria a los civiles que viven en las áreas controladas por los rebeldes en Alepo, segunda ciudad de Siria, asediada por el gobierno.

Rusia también tendrá que convencer a la fuerza aérea siria de que deje de bombardear las zonas controladas por los rebeldes, mientras que Washington tendrá que conseguir que los grupos de la oposición se desvinculen del antiguo frente Al Nusra, ahora llamado Frente Fateh Al Sham, que se ha aliado con los rebeldes en diferentes puntos del conflicto.

Kodmani dijo que los rebeldes romperían lazos con los yihadistas si la tregua se mantiene.

"Los grupos moderados se reorganizarán y se distanciarán de los grupos radicales. Cumpliremos con nuestra parte", dijo.

Sin embargo, Charles Lister, del Middle East Institute, dijo que los grupos rebeldes principales ven con desconfianza los diálogos entre Rusia y Estados Unidos y parecen reacios a separarse de los poderosos yihadistas si el alto el fuego se vulnera.

Los rebeldes enfrentan ahora "la mayor y más crucial decisión desde que decidieran tomar las armas contra el régimen de Al Asad en 2011", dijo el experto.

Desde Naciones Unidas, el enviado especial para Siria, Staffan de Mistura, declaró que el pacto aportaba una "ventana de oportunidad" y que empezaría a consultar a las partes con vistas a reactivar los diálogos de paz.

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