España es el primer inversor en Venezuela a pesar de la hostilidad de Chávez

    • Apenas el 1% de la inversión directa española en el exterior tiene como destino la república bolivariana, lo que no ha impedido que España sea de los principales inversores en el país.
    • El flujo comercial con Venezuela movió algo menos de 3.000 millones de euros en 2012, con un saldo favorable a España en 202 millones.
El recién fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
El recién fallecido presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
lainformacion.com

Coface, la primera compañía de seguros de crédito del mundo y el analista de referencia a la hora de juzgar el nivel de riesgo que se asume a la hora de invertir en un país, otorga a Venezuela una calificación 'C' en su escala alfabética, lo que supone el sexto mayor nivel de riesgo sobre un escalado de siete niveles y equivale a una probabilidad alta de impago en las relaciones comeciales con el país.

Según el informe Doing Business 2013, que analiza anualmente la adecuación o no del entorno institucional de los países a las necesidades de los inversores, Venezuela ocupa el puesto 180 de 185 países en el ránking de los mejores destinos para hacer negocios. De otro modo, es el sexto peor país del mundo si lo que se pretende es montar o desarrollar una actividad empresarial.

He aquí una de las más demoledoras herencias económicas del 'chavismo'. Venezuela se ha convertido en el destino más hostil para la inversión de una región económica, Latinoamérica, que en la última década se ha convertido en un auténtico imán para la inversión directa mundial.

En 2011 sin ir más lejos, Latinoamérica captó 195.109 millones de dólares en inversiones, de los que apenas un 2,5%, 5.311 millones, acabaron en Venezuela.

Ese mismo año, la inversión directa de la economía española en el exterior superó ligeramente los 30.000 millones de euros. De ellos, cerca de 7.000 millones de euros se dirigieron a Latinoamérica y apenas 64 millones a Venezuela.

El peso de la república bolivariana dentro del conjunto de las inversiones españolas en el exterior es marginal (ronda el 1% del total) y, sin embargo, España ha sido en buena parte de la última década el principal inversor extranjero en el país.

Petróleo por importaciones

Para comprender esta aparente paradoja conviene explicar brevemente las peculiaridades de la economía venezolana, un monocultivo petrolero, que ha hipotecado sus posibilidades de diversificación económica durante los gobiernos de Hugo Chávez con una política económica proteccionista y singularmente hostil hacia la inversión foránea.

Los escasos inversores extranjeros que se han aventurado a probar suerte en el mercado venezolano en los últimos años se han topado con infinitas barreras en forma de regímenes cambiarios específicos para las importaciones, incrementos arancelarios o fijación de contingentes a la importación.

Si el stock inversor español en el país es importante en términos relativos (1.839 millones de euros en 2010) es, en primer lugar, porque el grueso del contingente empresarial llegó a finales de los noventa, o justo antes de la primera victoria electoral de Hugo Chávez o inmediatamente después.

En esa etapa desembarcaron, BBVA, Banco Santander, Repsol, Mapfre o Telefónica.

En segundo lugar, porque según destaca la Oficina Comercial Española en Caracas España ha conseguido "un marco institucional más completo que la mayoría de sus competidores en la región" mediante diversos acuerdos comerciales y económicos.

Esta sintonía económica fue particularmente buena durante la era Zapatero, en la que no sólo se mejoró el marco institucional de las relaciones económicas entre ambos países sino que se alcanzaron numerosos acuerdos comerciales que abrieron las poco accesibles puertas del mercado venezolano a numerosas empresas españolas.

De este modo se ha facilitado la entrada de empresas españolas del sector turístico y textil, y se ha favorecido la obtención de importantes contratos públicos. Últimamente, por ejemplo, la ampliación de la Línea 1 de Metro de Caracas, encargada a un consorcio encabezado por CAF.

Este régimen, no obstante, no ha librado a las compañías españolas de algunos sustos. El Grupo Santander alcanzó un acuerdo con el Gobierno de Chávez para la venta por 1.050 millones de dólares del Banco de Venezuela, cuya nacionalización había decretado el comandante un año antes.

Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), durante los años del chavismo la inversión española directa en el país ha estado bastante equilibrada con las desinversiones operadas por muchas compañías que han decidido eludir los riesgos asociados a la forma de operar del chavismo.

Riesgos puestos de manifiesto por la propia confederación de empresas venezolanos que recientemente denunció como 497 empresas habían sido intervenidas durante el año 2011, elevando la cifra total de compañías privadas intervenidas durante la época de Hugo Chávez a 1.087.

Relaciones comerciales

Del mismo modo que los riesgos de invertir en Venezuela no han retraído a las empresas españolas a la hora de intentar asentarse en el país, el proteccionismo económico tampoco ha logrado inhibir las relaciones comerciales entre ambos países.

El flujo comercial Venezuela-España está absolutamente determinado por el petróleo, que explica el 92% de las importaciones de productos venezolanos por parte de España. No en vano el petróleo venezolano supone un 4,4% de las importaciones españolas de oro negro.

Las exportaciones españolas hacia la república bolivariana son mucho más diversas y, además, han adquirido un perfil creciente en los últimos años, al compás del incremento de los precios del petróleo que ha elevado el poder de compra del país latinoamericano.

Esto ha sido así hasta tal punto que el año pasado el saldo comercial de las relaciones con Venezuela arrojó un saldo positivo de 202 millones de euros, después de haber tenido también superávit el año anterior: 906 millones. Una pauta que no ha sido precisamente la norma de los últimos quince años.

Las exportaciones de España a Venezuela no llegan a ser ni un 1% del total de la producción vendida al exterior por España el año pasado y, sin embargo, nos convierten en el quinto mayor proveedor del país tras Estados Unidos, China o Brasil.

El año pasado las ventas españolas a Venezuela marcaron por segundo año consecutivo una cifra récord, con 1.542 millones de euros, lo que no deja de ser, sin embargo, una cifra modesta en el conjunto de la creciente actividad exportadora española.

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