El decreto de reforzamiento del sistema financiero aprobado el viernes dice que los consejos de administración de las entidades que requieran dinero público para salir adelante no podrán tener más de 15 consejeros. Pero todos los grupos que se conviertan en bancos deberían aceptar este mismo límite para su máximo órgano de administración.
Además, en ambos casos un tercio de los consejeros tendrán que ser independientes.
Por lo tanto, hay 72 sillas ardiendo en los consejos de administración. Es decir, la diferencia entre los 327 consejeros que suman los 17 grupos de cajas que han sobrevivido a la reconversión del sector y los 255 que, como máximo, quedarían si se aplicaran a todas las entidades los principios de buen gobierno corporativo que el Gobierno impone ahora a los grupos de los que será accionista.
Pero hay más puestos, con sus correspondientes privilegios, en juego. Se trata de las cajas que tendrán que renovar sus consejos para dar entrada a más consejeros independientes, hoy por hoy rara avis en los máximos órganos de administración de las cajas.
La foto fija del sector no engaña. En estos momentos, ni uno sólo de los 17 grupos de cajas de ahorros cumple con estos requisitos. Todos ellos están a años luz en la proporción de consejeros independientes y sólo cuatro –Banco Base, Caja Vital, Onteniente y Pollença- se adecúan al tamaño que recomiendan los principios de buen gobierno corporativo.
Candidatos bajo presión
Son precisamente las cajas con más papeletas para ser participadas por el Estado las que más sobredimensionados tienen sus consejos, cargados mayoritariamente de políticos que se siguen aferrando a la silla.
Una de las primeras fusiones en el sector, Caja España-Duero, suma la friolera de 34 consejeros.El de la nueva caja castellano-leonesa, que podría haberse acercado a la muy saneada Unicaja –que, por cierto, suma otros 27 tras la fusión con Caja Jaén- para salvar sus propios muebles, es un ejemplo de hasta qué punto nadie está por la labor de perder sus privilegios.
Según los pactos de fusión y los nuevos estatutos, la caja funcionará dos años con los tres órganos de gobierno duplicados: 34 consejeros, 320 consejeros generales de la asamblea y 14 de la comisión de control.
Otras cajas en apuros superan la veintena de consejeros. Unnim tiene 24 –en dos años prevé reducir a 16-, Novacaixagalicia suma 22 consejeros y Catalunyacaixa, con un core capital de apenas el 6,5% y en grave riesgo de nacionalización, un total de 18.Se trata de unas estructuras insostenibles a la vista del ritmo que ha cogido la reestructuración del sector. Corren el riesgo de convertirse en consejos inoperantes.
Ajuste duro en los futuros cotizados
Un caso aparte es el de las entidades que tienen tamaño e intención de salir a bolsa. Todas se enfrentan a un traumático proceso de transformación de sus consejos. No será por obligación del regulador –su nacionalización parcial sería un bombazo- sino por la imposición de los mercados en los que quieren colocar sus títulos.
El Banco Financiero y de Ahorros liderado por Caja Madrid y Bancaja se lleva la palma con 22 consejeros de los que apenas dos son independientes. Mare Nostrum–con las cajas de Granada y Murcia al frente- tiene tres entre sus 17 consejeros y Banca Cívica–con Caja Navarra al frente- apenas tiene dos en su consejo de 20.
Al menos por tamaño, se salva de la quema Banco Base. El grupo liderado por CAM y Cajastur sí cumple en términos de tamaño con los estándares: tiene pendiente completar su consejo de 14 miembros con otros dos independientes. Aún está buscando candidatos.
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