Desde hace dos años, cuando el anterior presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, se vio obligado a meter aquel famoso tijeretazo de 2010, el Ministerio de Fomento ha ido perdiendo más y más presupuesto. Hasta llegar a un punto en el que ni siquiera tiene capacidad para afrontar los proyectos comprometido.
Como muestra, este botón: Nada más acceder al Ministerio, Ana Pastor dijo que su gabinete tenía ya reservados casi 6.200 millones de euros de inversión en 2012. Sin embargo, los Presupuestos Generales del Estado apenas le reconocen para este ejercicio 5.843 millones.
¿Cómo va a hacerlo? Desde Fomento piden paciencia y un pequeño margen de tiempo para que la ministra explique los números de su departamento.
Pero, por el momento, dan una pista: el Estado sólo financiará la mitad de las infraestructuras... el otro 50% espera que lo lleven a cabo grandes fondos estadounidenses, australianos y españoles, entre otros.
Pero, por mucha inyección de dinero privado que llegue, el sector da por hecho una cosa: habrá que parar proyectos, y muchos.
Una decisión que salpica directamente al Tren de Alta Velocidad (AVE), la gran apuesta de los últimos ejecutivos, que apostaron por unir todo el país, como si de una tela de araña se tratara, vía este multimillonario y rápido medio de transporte.
Suma y sigue, porque esta cartera también se enfrenta a una deuda superior a la reconocida de Adif, el gestor de infraestructuras ferroviarias o, dicho de otro modo, la máquina encargada de hacer las vías del AVE.
Sus compromisos financieros asciende a 14.600 millones. A esta cantidad se suman los 15.00 millones de Aena (la hólding de los aeropuertos españoles) y los 5.200 de Renfe. Números muy elevados para un presupuesto muy reducido.
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