Susto o muerte: Le Pen-Mélenchon el escenario que nadie quiere en la segunda vuelta

  • En el hipotético caso de pasar a la segunda vuelta, el resto de los votantes franceses, en torno al 50 por ciento del electorado, se verán en la difícil situación de elegir un candidato que no encaja en su ideología. 

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Susto o muerte: Le Pen-Mélenchon el escenario que nadie quiere en la segunda vuelta
Susto o muerte: Le Pen-Mélenchon el escenario que nadie quiere en la segunda vuelta

La posibilidad, improbable pero no imposible, de que la ultraderechista Marine Le Pen y el radical de izquierdas Jean-Luc Mélenchon sean los vencedores de la primera vuelta de las elecciones francesas este domingo podría llevar a una segunda vuelta sin precedentes. Ambos candidatos son vistos con temor por el resto del espectro político, que tendría que verse en la dramática situación de tomar partido entre uno u otro o dejar en manos de sus votantes esa decisión.

Un posible enfrentamiento entre los dos populistas de la extrema izquierda y la extrema derecha, después del voto Brexit y la victoria de Donald Trump, es un escenario que preocupa a la UE y una pesadilla para los franceses que votarán a otras opciones, que se verían obligados a elegir entre lo que ven como lo malo y lo peor. 

Aunque ambos candidatos han tratado de suavizar su imagen durante la campaña, los dos coinciden en sus ataques a la política tradicional, por lo que en el hipotético caso de pasar a la segunda vuelta, el resto de los votantes franceses, en torno al 50% del electorado, se verán en la difícil situación de tener que elegir entre dos candidatos que no representan su ideología.

El director de Estudios de Ciencias Políticas en la Universidad Abat Oliva CEU de Barcelona, Javier Barraycoa explica que “es el escenario que nadie esperaba y el peor para el establishment porque hasta ahora, para frenar al Frente Nacional los partidos se unían para que no saliera pero en este caso estaríamos en un escenario radicalmente diferente.”Mélenchon, el Pablo Iglesias francés

A sus 65 años, Jean-Luc Mélenchon aspira a dar la campanada en la primera vuelta de las elecciones presidenciales en Francia del 23 de abril, después de una recta final de campaña en la que su popularidad le ha aupado hasta el tercer puesto, según algunas encuestas. “Puede dar la sorpresa. Refleja una ilusión más que un voto real y puede dar el sorpasso o también protagonizar un pinchazo”, asegura Barraycoa.

Mélenchon se presenta a las elecciones al frente del movimiento Francia Insumisa y, ante la marginación a la que le han sometido los medios generalistas, ha optado por las redes sociales para hacer llegar su mensaje. El candidato presidencial cuenta con casi 1,1 millones de seguidores en Twitter, más de 900.000 seguidores en Facebook y más de 300.000 en YouTube. Además, ha recurrido a un holograma de sí mismo para poder participar en varios actos a la vez durante la campaña.

En materia económica, su gran apuesta es un paquete de 100.000 millones de euros que destinará a proyectos sociales, incluida la construcción de viviendas, así como a proyectos medioambientales, especialmente encaminados a las fuentes de energía alternativas y el fin de la energía nuclear.

Otra de sus grandes propuestas, que enlaza con medidas similares planteadas por fuerzas izquierdistas europeas como Podemos o Syriza, es modificar el actual sistema impositivo pasando de los cinco tramos actuales a un total de catorce, con un tipo del 90% para aquellos ingresos superiores a los 400.000 euros. Mélenchon también se ha comprometido a combatir la corrupción y ha prometido impuestos más altos para bienes de lujo.

Por otra parte, el candidato propugna el estricto cumplimiento de la jornada laboral de 35 horas semanales, clave para crear los 3,5 millones de nuevos puestos de trabajo que ha prometido, así como rebajar la edad de jubilación hasta los 60 años y subir un 16% el salario mínimo.

Además, está a favor de redactar una nueva Constitución para Francia, que contemplaría una limitación de los poderes del presidente, actualmente de los más amplios en el mundo, así como la posibilidad de que éste pueda ser cesado por una votación popular.Le Pen busca hacer historia

La candidata del Frente Nacional, Marine Le Pen, está decidida a hacer historia en Francia y convertirse no solo en la primera mujer presidenta del país sino también en la primera líder ultraderechista jefa de Estado en Europa. Para movilizar a su electorado, Le Pen ha recurrido a uno de sus temas favoritos: la inmigración.

La líder del Frente Nacional ha prometido fijar una cuota máxima de entrada a Francia de 10.000 inmigrantes al año y expulsar a todos los extranjeros que se encuentren en el radar de los servicios de Inteligencia en un plazo de dos meses, además de retirar la nacionalidad a los condenados por vínculos con el yihadismo.

Defiende una renegociación de la relación con la UE, tras lo cual se celebraría un referéndum sobre la continuación y en la que defendería el temido 'Frexit' si el acuerdo alcanzado no le parece satisfactorio. Asimismo, su programa propugna una vuelta a la "moneda nacional". La líder ultraderechista propugna un "proteccionismo inteligente" que incluye un impuesto del 3% a las importaciones, así como bajar la edad de jubilación a los 60 años.

Para los mercados, un cara a cara Mélenchon-Le Pen es la peor opción. Manuel Ortiz-Olave, jefe de analistas de MONEX EUROPE en España, señala que “se aseguraría un escenario de riesgo extremo para la moneda única en los próximos años. El euro saldría muy mal parado y no se descarta la paridad en el par EURUSD”.

Además, el atentado en París añade más presión a la carrera por la presidencia, donde los candidatos de inclinación anti-europea, Marine Le Pen y Jean-Luc Mélenchon, podrían ganar impulso. “El mayor riesgo para la divisa única en estos momentos es que el apoyo al sentimiento anti-euro predomine en la segunda ronda y termine por formar un bloque de votantes que favorezca a los candidatos de ideales extremos”, explica Ortiz-Olave. A diferencia de las elecciones anteriores, en las que siempre hubo un candidato de la esperanza, esta vez el electorado parece resignados a escoger el menos malo y votar con la rabia, en vez de la razón.

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