Así son las características de ADX, la 'fortaleza' más cruel de EE.UU.

  • Cada celda donde están confinados los reos mide 2,1 por 3,6 metros. Todas las puertas se abren y cierran de manera electrónica, para evitar que los guardas tengan las manos ocupadas.

    Los vigilantes de seguridad realizan siete revisiones diarias en cada calabozo y pasan de manera periódica los colchones y otros enseres por máquinas de rayos X, para evitar que los reclusos escondan objetos peligrosos.

La prisión está protegida por un doble muro de alambres y hormigón.
La prisión está protegida por un doble muro de alambres y hormigón.
Diego Caldentey

Se supone que ADX Florence es la cárcel más segura del mundo. Está a cargo de la Agencia Federal de Prisiones, organismo que depende del departamento de Justicia norteamericano.

Sus características, según informes de organismos de derechos humanos como Amnistía Internacional, la convierten en el penal más cruel del mundo. Detrás de los barrotes de cada celda se esconden pequeños infiernos.

Cada habitáculo donde están confinados los reos mide 2,1 por 3,6 metros. Dentro de cada celda hay una cama de base de hormigón, el mismo material con el que está construido todo el penal en el estado de Colorado. Sobre este mueble, hay un colchón con sábanas, y los presos también disponen de lavabo e inodoro individual.

Casi ninguna de las celdas tiene contacto con el exterior. Solo algunos de los calabozos disponen de una rendija donde puede contemplarse la luz del sol. Lo único que pueden hacer los pocos reos a quienes se les permiten un paseo encadenados por un jardín interior (durante una hora al día) es ver el cielo. El penal está protegido en su perímetro exterior por altísimos muros.

Todos los rincones de las instalaciones de ADX son vigilados por videocámaras de seguridad. Las puertas se abren y cierran de manera electrónica para evitar que los guardas tengan las manos ocupadas.

Cada día, éstos realizan siete revisiones a cada reo. Por otra parte, los colchones de cada celda son pasados periódicamente por máquinas de rayos X, para garantizar que no tengan objetos escondidos.

Dos muros separan a los reclusos del resto del mundo. El primero es de alambres, y el segundo y perimetral, de hormigón. La prisión está dotada además de medio centenar de censores en los puntos que comunican con el exterior de la unidad carcelaria, para detectar cualquier eventual movimiento que sea interpretado como un intento de fuga.

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