El Estado Islámico es demasiado extremo y brutal incluso para Al Qaeda

    • El EI tiene tal desprecio por la vida civil, que Al Qaeda temía que pudiese dañar -aun más- su reputación.
    • La carta, publicada por The Daily Mail, fue escrita por uno de los altos cargos de Bin Laden en 2011 y catalogaba los actos de barbarie del EI.
Las impactantes imágenes de la ejecución de 1.700 soldados en Irak a manos del ISIS
Las impactantes imágenes de la ejecución de 1.700 soldados en Irak a manos del ISIS

En el escondite de Pakistán en el que Osama Bin Laden fue asesinado, las fuerzas especiales estadounidenses encontraron una carta de 21 páginas.

El documento, publica The Daily Mail, advierte sobre el surgimiento de un nuevo y despiadado grupo de extremistas islámicos, capaces de tal brutalidad que Al Qaeda se vio obligada a cortar todos los lazos con ella.

El grupo no es otro que Estado Islámico, que hoy siembra el terror en Irak y Siria, donde ha autoproclamado su propio califato. EI tiene tal desprecio por la vida civil, que Al Qaeda temía que pudiese dañar -aun más- su reputación.

La carta fue escrita por uno de los altos cargos de Bin Laden en 2011 y catalogaba los actos de barbarie de EI: uso de armas químicas, bombardeo de mezquitas y masacres en iglesias católicas.

Fundamentalmente el documento decía que EI es demasiado extremo, incluso para el grupo que mató a miles de personas en el atentado de las Torres Gemelas.

EI controla un territorio mayor que Gran Bretaña y seis millones de personas viven bajo su control y la imposición de su ley islámica.

Su característica bandera negra representa el yihadismo más extremo y se puede ver en el fondo de escalofriantes vídeos de internet que promocionan crucifixiones y decapitaciones de infieles.

El autoproclamado califato supondría -de ser reconocido- el mayor cambio en la geografía política de Oriente Medio desde que se elaboraron las fronteras de Siria e Irak en 1916.

Su fundador, Abu Bakr al Baghdadi, desprecia el gobierno chií de Irak y manda a más de 10.000 combatientes, muchos de ellos antiguos soldados de Saddam Hussein o suníes desencantados.

También preocupa el crecimiento de los extremistas islámicos extranjeros, entre ellos británicos y españoles.

Además, el grupo controla puntos clave como yacimientos de petróleo y grandes ciudades (Mosul), además de la ayuda económica de sunitas ricos de los países del Golfo.

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