La corrupción endémica de Brasil lastra al Gobierno de Rousseff

    • Desde su llegada al poder un bueno número de sus ministros se ha visto obligado a dimitir por diferentes escándalos.
    • El caso petrobras señala directamente a la presidenta que dirigió el Consejo de Administración de la empresa entre 2003 y 2010.

La corrupción en Brasil se ha saldado hoy con la vida de un periodista radiofónico que fue asesinado a tiros mientras emitía en directo. Gleydson Carvalho era un locutor muy conocido en su localidad precisamente por denunciar en antena los casos de corrupción que asuelan el país.

Y es que, aunque el escándalo más sonado del Gobierno de Dilma Roussef haya sido el de Petrobras no ha sido el único que ha removido los cimientos de su ejecutivo. De hecho, por la red circula un documento que recoge el top 100 de los mayores casos de corrupción registrados bajo el mandato de la actual presidenta. Desde su llegada al poder en 2011 hasta seis de sus ministros se han visto envueltos en algún escándalo que terminó con la renuncia de alguno de ellos.

Eso fue lo que le ocurrió a Antonio Palocci, el hombre fuerte de Roussef en el Gobierno y el primero de sus ministro en presentar su dimisión tras ser acusado de tráfico de influencias y de enriquecimiento ilícito después de que se destapara que llegó a aumentar 20 veces su valor en tan solo cuatro años. Era la segunda vez que Palocci renunciaba a un ministerio, ya en 2006 bajo el mandato de Lula da Silva tuvo que devolver la cartera de Economía a consecuencia de los escándalos de corrupción.

El siguiente en caer fue Alfredo Nascimento, Ministro de Transporte. Se trata de una de las cartelas que más fondos públicos recibe en el país. Se le acusó de aceptar sobornos y de manipular licitaciones públicas. Junto al ministro cayeron también otros cuatro miembros de su gabinete.

Un mes más tarde de la dimisión de Nascimiento, fue el Ministro de Defensa, Nelson Jobim, el que terminó renunciando a su puesto, esta vez, debido a unas polémicas declaraciones publicadas en una revista bariseña en las que descalificaba a dos compañeras ministras muy cercanas a Rousseff.

La misma suerte corrióm, Wagner Rossi, ministro de agricultura quien acusado de tráfico de influencia y de favorecer licitaciones a determinadas empresas, terminó renunciando. También se apuntó a que Rossi utilizó un avión privado del Gobierno para uso personal.Fiestas con prostitutas

Pedro Novais se convirtió en el quinto ministro, esta vez de Turismo, en dimitir en menos de nueve meses de Gobierno. En este caso, Novais, de 81 años, prefirió retirarse de la arena política tras hacerse pública una cuenta de un motel, pagada con dinero público, donde, supuestamente, se celebró una fiesta con prostitutas. El ex ministro devolvió el dinero a la cámara baja y achacó esta falta a un error del personal que lleva sus cuentas. No era la primera vez que Novais utilizaba el dinero público para un uso personal. Ya lo utilizó para pagar a su empleada del hogar.

Pero la lista de ministros envueltos en casos de corrupción no acaba ahí. Orlando Silva, ministro de Deportes, y Carlos Lupi, ministro de Trabajo, fueron acusados de desvío de fondos y de aceptar sobornos respectivamente.

Dos años después, en 2013, comenzó la operación Lava Jato aunque no fuera hasta marzo de 2014 cuando llegara al gran público con la detención de 24 personas por todo Basil. En caso Petrobras ha sido calificado como uno de los mayores escándalo de corrupción de la historia de Brasil y ha llegado a salpicar a la propia Dilma Rousseff quien llegó a presidir el Consejo de Administración de la mayor petrolera del país entre los años 2003 y 2010, cuando se aprobaron y ejecutaron algunas de la operaciones más escándalosas del caso.

Estos son solos algunos ejemplos de los escándalos más bochornosos del país. Pero la corrupción en el país es endémica y afecta a políticos, empresarios y hasta a la propia policía. Las manifestaciones en la calle que claman por la transparencia y la honestidad no paran de sucederse en un Basil cada vez más enfadado. Las protestas por Petrobrass y el mundial de Brasil de 2012 estuvieron a punto de costarle la presidencia a Rousseff quien terminó revalidando su cargo en una ajustada victoria.

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