Con heridas abiertas, exhabitantes de Colonia Dignidad buscan justicia en Chile y Alemania

  • Casi dos décadas después de abandonar Colonia Dignidad, un enclave alemán fundado en el sur de Chile por un pedófilo nazi, los fantasmas siguen visitando a Winfried Hempel que aspira dejar atrás la pesadilla de abusos que sufrió, reclamando justicia en Chile y Alemania.

Este abogado piensa que ambos Estados son culpables por haber permitido los abusos sexuales y explotación del excabo del ejército nazi Paul Schäfer, creador de esta secta que fue estrecha colaboradora de la dictadura chilena.

Hoy, 18 años después de salir de la colonia, convencido de que venció a un "cristianismo estúpido y fanático", se apresta a presentar una demanda colectiva contra el Estado chileno en nombre de 120 excolonos.

Pretende que el Estado pague un millón de dólares a cada una de las víctimas y que Chile asuma su responsabilidad por permitir "una de las sectas más graves que han existido en la historia de la humanidad".

También demandará al Estado alemán, al que acusa de omisión por no socorrer a sus compatriotas.

Usado como un centro de torturas durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y escenario de abusos sexuales a menores y esclavitud, el asentamiento busca hoy sobrevivir abriéndose al turismo, ante las críticas de muchas víctimas que buscan preservar el lugar como un sitio de memoria.

"Yo huelo en el lugar el sufrimiento de las personas", dice a la AFP Hempel, de 38 años, quien no olvida al autoritario Schäfer (que murió en prisión en 2010), condenado en Chile por abuso sexual a menores, posesión de armas y violaciones a los derechos humanos.

Winfried Hempel no conoció su apellido ni supo quiénes eran sus padres hasta los 10 años. Desde el nacimiento, los niños eran separados por edad y sexo y apenas tenían contacto con sus progenitores, lo que facilitaba los abusos sexuales de Schäfer.

Fundada en 1961 como una obra benefactora, públicamente Colonia Dignidad era un sitio casi idílico donde los hombres se dedicaban a la agricultura, las mujeres a las labores domésticas y los niños participaban de coros y grupos de baile.

Pero en su interior se escondió por más de tres décadas un sórdido sistema de adoctrinamiento y trabajo esclavista, y que en los 17 años de dictadura de Pinochet fue usado como centro de detención y torturas de presos políticos.

En 1997, siete años después de restaurada la democracia en Chile, llovieron las denuncias contra Schäfer, prófugo hasta que en 2005 lo encontraron en Argentina.

Ubicado a unos 350 km al sur de Santiago, rodeado de montañas y vegetación, en la localidad de Parral, Colonia Dignidad se ha reconvertido en el complejo turístico y agrícola "Villa Baviera".

El lugar parece detenido en el tiempo. Una ambulancia de los años 60 sigue estacionada en su interior y mantiene una estética bávara que más parece un pueblito alemán que chileno.

Winfried nació en la Colonia en 1977 y vivió allí hasta los 20 años, cuando se aprovechó de la apertura que propició la huida de Schäfer.

"Había un Dios que se llamaba Schäfer", afirma Hempel, a quien recuerda vestido de oscuro y semblante extraño, y que imponía severas reglas y castigos.

"Nosotros habíamos nacido prácticamente en un invernadero, un laboratorio, y la oportunidad de cobrar consciencia de uno mismo era absolutamente nula", asegura.

En Villa Baviera hoy viven unas 160 personas -en su mayoría ancianos-, que defienden su derecho a administrar un lugar en el que lucen orgullosos su cultura bávara.

No obstante, una línea del tiempo deja constancia de que entre 1961-1997 se vivieron "años difíciles".

Con el verano austral como aliado y la bandera alemana ondeando en el centro del complejo, los turistas se pueden hoy alojar en su hotel o comer en su restaurante, mientras los colonos se dedican a la agricultura o la avicultura: producen unos 40.000 huevos diarios.

El turismo es lo que motiva a sus habitantes, convencidos de que es hora de mirar adelante.

A Schäfer, se niegan a juzgarlo. "El que juzga es otro, la justicia terrenal que ya lo hizo y al final la justicia divina", dice la AFP un habitante de la villa que se identificó solo como "un colono de la segunda generación".

"El hombre también hizo cosas buenas", agrega.

Pero su afán de dejar atrás su pasado molesta a quienes sufrieron allí abusos.

"Hacer turismo sobre un lugar cuya memoria es de muerte, de tortura, de esclavitud, de mutilamiento me parece una aberración, una ofensa a la memoria de los que ahí sufrieron y murieron", critica a la AFP Gabriel Rodríguez, comunicador que reside en la vecina ciudad de Talca y que durante la dictadura estuvo preso una semana en la Colonia.

Schäfer murió en 2010 en una prisión en Chile cumpliendo una condena de 20 años.

En febrero, se estrenará "Colonia", un film protagonizado por Emma Watson y Daniel Brühl, sobre un joven detenido por agentes de Pinochet y la búsqueda de su esposa que culmina en Colonia Dignidad.

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