Los acuerdos de Sykes-Picot siguen siendo denostados un siglo después

Hace un siglo, el pacto de Sykes-Picot entre franceses y británicos trazó las fronteras modernas de Medio Oriente.

Esos acuerdos siguen siendo considerados como el origen de muchos de los males que sufre la región, muchas veces con razón, pero también con interpretaciones erróneas, según los historiadores.

Las "fronteras de Sykes-Picot" que redefinieron las fronteras del Imperio Otomano fueron objeto de intensas negociaciones entre 1916 y 1922 y "el mapa de Sykes-Picot no tiene nada que ver" con el trazado actual, explica Henry Laurens, profesor del Instituto Collège de France.

El investigador señala que si bien el texto inicial menciona la formación de "uno o de varios Estados árabes" en los territorios compartidos en las zonas de influencia francesa y británica, no estaban contemplados ni Líbano ni Israel.

Palestina, como Mosul (actual "capital" del Estado Islámico) en Irak, debían estar bajo influencia francesa.

Pero París, cediendo a la presión británica, renunció a ellos en 1918. También desistió de controlar Cicilia, actualmente un territorio turco, después de que los nacionalistas turcos liberaron Anatolia entre 1919 y 1922.

Si bien el tratado lleva el nombre de los diplomáticos que lo diseñaron, el británico Mark Sykes y el francés François Georges-Picot, el acuerdo fue aprobado tras un intercambio de cartas entre el embajador francés en Londres, Paul Cambon, y el jefe de la diplomacia británica Edward Grey, en mayo de 1916.

"El acuerdo de Sykes-Picot es una invención de los británicos para restar importancia al acuerdo porque no querían respetarlo más", dice Henry Laurens.

En 1922, la Sociedad de las Naciones confirmará los mandatos para los británicos sobre Palestina, Transjordania e Irak y de los franceses sobre Siria y el Líbano, que darán lugar a los actuales países de la región.

"En alguna medida, sí", considera Jean-Paul Chagnollaud, director del Instituto Iremmo en París y autor de un atlas reciente de la región.

"De una forma simbólica, los acuerdos de Sykes-Picot evocan a una idea potente en los pueblos de la región: la humillación", dice.

"Muchas décadas después hay problemas distintos, pero que tienen en alguna medida su origen en los acuerdos de Sykes-Picot", agrega.

En cambio, Henry Laurens plantea que hay que superar la visión "victimista". Los nacionalistas árabes denunciaron estas fronteras impuestas de forma arbitraria pero "nunca fueron realmente cuestionadas porque convenían a todo el mundo", afirma.

La inestabilidad actual se debe "sobre todo a un sistema político perverso en el cual la vida política de la región depende de un juego de injerencias y de implicaciones de las potencias regionales e internacionales" desde el siglo XVIII, explica.

Principalmente los palestinos y los kurdos, asegura Jean-Paul Chagnollaud.

"Se impuso una delimitación territorial arbitraria a unas poblaciones y se olvidó a algunos pueblos", afirma el académico, para quien esto generó "Estados sin nación y naciones sin Estado".

"Los kurdos deberían haber tenido un Estado. Lo obtuvieron en el tratado de Sèvres (1920) pero la relación de fuerzas en el terreno cambió las cosas", explica el investigador.

Para los palestinos, no fueron tanto los acuerdos de Sykes-Picot sino más bien la declaración de Balfour del 2 de noviembre de 1917 que prometió el establecimiento de un "hogar nacional judío" lo que sentenció sus ambiciones.

Para Jean-Paul Chagnollaud, "Sykes-Picot fue una imposición de fronteras para los pueblos y habría que colocar las cosas en su sitio, pero ahora correspondería a los pueblos expresar su voluntad para la creación de un Estado".

"El mundo entero está de acuerdo para crear un Estado palestino", afirma.

Por su parte, los kurdos de Irak deben poder ejercer el derecho a la autodeterminación "aunque no estén dadas las condiciones para crear un Estado kurdo".

En junio de 2014, cuando el grupo Estado Islámico proclamó un "califato" que comprende partes de Siria y de Irak mostró que los yihadistas querían destruir la frontera entre ambos países con el lema "terminar con la frontera Sykes-Picot".

Para Henry Laurens, el grupo EI "no abolió Sykes-Picot, más bien al contrario lo materializó", ya que la zona que controla la organización corresponde a la zona A de influencia francesa, que englobaba Badiyat al Sham, el desierto de Siria.

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