Izquierda unida encara 2015 con el reto de la renovación interna y el debate sobre su relación con podemos


Izquierda Unida afronta 2015 con el reto inmediato de su renovación interna, ya en marcha, y con las dudas sobre la aproximación a otras formaciones de similar espectro ideológico, especialmente Podemos, para sumar fuerzas ante los procesos electorales del próximo año.
El pasado mes de junio el joven diputado Alberto Garzón asumía la Secretaría de Proceso Constituyente y Convergencia, cogiendo así las riendas de los dos grandes objetivos que se marcaba la coalición para el crucial año electoral.
Meses después, en noviembre, el coordinador federal de la coalición, Cayo Lara, anunciaba públicamente su intención de no ser candidato a la Presidencia del Gobierno, y desviaba todas las miradas hacia Garzón.
Al mismo tiempo, la coalición asumía el compromiso de celebrar primarias abiertas a simpatizantes para elegir a su candidato, y en diciembre aprobó el Reglamento.
Además de Garzón, Nicolás García Pedrajas, un militante de base de Córdoba, ha optado al proceso de recogida de avales para presentar su candidatura a las primarias abiertas a simpatizantes de esta organización de cara a la elección del candidato a la Presidencia del Gobierno en las próximas elecciones generales de 2015.
Si García Pedrajas logra los avales necesarios, Garzón tendrá que disputar con él el liderazgo de la coalición en una carrera en la que, en cualquier caso, partiría como favorito.
En el supuesto de que lo consiguiera tendrá que centrarse en encarar lo que son dos grandes objetivos políticos que dan nombre a su responsabilidad en la coalición: impulsar un proceso constituyente en la próxima legislatura, y converger con otras fuerzas políticas y sociales de la izquierda.
Por activa y por pasiva los dirigentes de Izquierda Unida han expresado su voluntad de converger para hacer frente a la derecha, y sin nombrar a Podemos, se refieren continuamente a las fuerzas emergentes con las que tienen puntos de coincidencia.
Sin embargo, Izquierda Unida reclama un acuerdo basado en la cooperación entre iguales, y reivindica su trayectoria y sus principios. Es una fuerza "sólida", decía Cayo Lara ante la Presidencia Federal en diciembre, sin la que no puede haber un cambio político serio en España.
Mientras, Podemos da pasos sin contar con Izquierda Unida, ni en la movilización social ni en la preparación de las elecciones, lo cual puede reducir las opciones de acuerdo a decisiones que se tomen en cada municipio por las direcciones de ambas formaciones.
Esa convergencia con Podemos está, por el momento, en el aire, y de la correlación de fuerzas resultante de las elecciones generales dependerá la materialización o no del otro gran objetivo político de Garzón: un proceso constituyente para avanzar hacia un Estado social, republicano y laico.
Izquierda Unida considera "agotada" la Constitución de 1978 y considera necesario un nuevo proceso constituyente para responder a los actuales retos, blindar las políticas sociales y la laicidad, y preguntar a los ciudadanos si prefieren un modelo de Estado monárquico o republicano.

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