La asociación Egueiro abre su primer piso de apoyo a la reinserción en Barcelona

Los pisos de la asociación Egueiro son los inmuebles en los que los usuarios desarrollan la tercera fase de su tratamiento de desintoxicación --la de inserción-- y están abiertos a aquellos con toxicomanías, patología dual y medidas penales alternativas, que ya han pasado las dos anteriores más terapéuticas en Tarragona tras ser derivados por los centros sociales.

El director general de Egueiro, Jaume Vilanova, ha explicado, en la presentación del piso de Barcelona y que también será sede de la asociación en Barcelona, que tiene cabida para ocho personas --en la actualidad tiene cinco-- y en el que la asociación ayuda a los usuarios a buscar trabajo.

Ha explicado que un 20% de los usuarios que ingresan en la asociación Egueiro --tienen de forma simultánea en sus centros a un centenar, 25 dentro del programa de medidas penales alternativas-- llegan a los pisos, y que de éstos a más de un 80% se les da el alta definitiva.

Vilanova ha resaltado la importancia de acompañar a los usuarios en la búsqueda de trabajo, ya que la mayoría de ellos no tienen una especialización concreta y les falta formación, por lo que disponen de educadores a su lado para asesorarlos.

Ha explicado que en el piso de apoyo de Barcelona los usuarios se reparten las tareas, mantienen terapia grupal con los educadores, reciben la visita de un psicólogo una vez por semana y los fines de semana pueden ir a casa de sus familiares.

La asociación, creada en 1984 en La Rioja e implantada en Catalunya desde 1989, dispone de tres masías de municipios de Tarragona, en los que atiende a pacientes de perfil toxicómano, de patología dual y alcoholismo; una comunidad en Ponts (Lleida), en el que se realiza la segunda fase del programa de drogodependencias, y dos pisos en Albarca y Ulldemolins para la reinserción en el ámbito rural.

A lo largo de los años, la asociación ha atendido a unas 8.000 personas, en ella trabajan 38 profesionales y el perfil de adicto es de entre unos 40 años en el caso del alcohol y de entre 28 y 30 años en las politoxicomanías, la mayoría hombres.