Muere a los 91 años el escultor Neizvestny, que plantó cara a Jruschov

El escultor ruso-estadounidense Ernst Neizvestny, conocido por sus monumentales esculturas y por su célebre pelea con el líder soviético Nikita Jruschov -cuya tumba construiría más tarde-, falleció el martes en Nueva York, a la edad de 91 años.

La muerte del artista, nacido en la Unión Soviética (URSS) y nacionalizado estadounidense, fue anunciada el miércoles por un periodista ruso establecido en Estados Unidos, Oleg Sulkin, y más tarde confirmada por las autoridades rusas.

"Era considerado, de manera justa, como uno de los mejores escultores contemporáneos. Su muerte es una pérdida irreparable para la cultura", consideró el Kremlin en un comunicado.

Ernst Neizvestny se hizo famoso por sus esculturas y por haberse enfrentado con Jruschov en una recordada escena.

En 1962, mientras el artista inauguraba una exposición de arte contemporáneo, el dirigente soviético calificó a los artistas presentes de "degenerados" y afirmó que su arte era una "mierda".

Neizvestny, condecorado por una conducta heroica durante la Segunda Guerra Mundial, contestó a Jruschov que "no tenía miedo de [sus] amenazas", y le propuso explicarle su arte.

El dirigente soviético rechazó la idea y declaró que el artista había echado a perder unos materiales que se hubieran podido utilizar en la industria soviética.

A continuación, le recomendó abandonar la Unión Soviética. La poderosa Unión de Artistas expulsó después de ese encontronazo a Neizvestny de sus filas.

A pesar de todo, el dirigente que en 1956 había denunciado los crímenes de Stalin y el escultor llegaron a establecer más tarde una relación inesperada.

"Eres una persona interesante. Tienes el diablo dentro de ti, pero también un ángel en alguna parte", le dijo Nikita Jruschov al artista, según declaró éste último en una entrevista en 1979.

"A pesar de la atmósfera del miedo, era fácil hablarle", destacó entonces el escultor. "Jruschov era muy directo, lo que me permitía responderle también directamente".

En 1971, cuando murió Jruschov, que había dejado el poder en 1964, la familia del exdirigente le encargó al artista que esculpiera su tumba.

En 1976, cuando Leónidas Breznev gobernaba en la Unión Soviética, el escultor abandonó la URSS aduciendo "desacuerdos estéticos con el régimen". Se instaló en Suiza y un año después se mudó a Estados Unidos.

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