Abel Pintos, el mayor fenómeno musical en Argentina, a la conquista de España

  • Javier Herrero.

Javier Herrero.

Madrid, 8 mar.- Debe hacerse raro transitar de una pequeña sala con 80 personas en Madrid a un macrorrecinto bonaerense preparado para recibir a 10.000 almas, pero Abel Pintos, el mayor fenómeno musical de la actualidad en Argentina, celebra su discreto paso por España como un principio y una victoria más en su carrera.

En una entrevista con Efe en la capital española, asegura que "ambos eventos significan mucho" y valora la "espectacular" respuesta de los madrileños, que esta semana llenaron un pequeño club de la ciudad pese a que, a diferencia de lo que sucede en su país natal, sus canciones no suenan en la radio.

"En Argentina también me llevó mucho tiempo agotar 80 localidades", añade humilde, en una declaración que es una perfecta síntesis del tardío salto cuantitativo que en términos de venta y público ha vivido este artista.

Apadrinado a los 13 años por León Gieco, Abel Pintos (Bahía Blanca-Argentina, 1984) publicó en 1998 su debut, "Para cantar he nacido". Su ascenso fue paulatino pero lento, hasta que en 2012 el fenómeno explotó con el recopilatorio "Sueño dorado", convirtiéndose en el artista de mayor éxito comercial ese año en Argentina.

"Da vértigo, sobre todo los tiempos", reconoce este músico, que cree que los largos plazos que definieron el comienzo de su carrera le han permitido afrontar este momento fulgurante "con mucha experiencia", para seguir emocionándose "sin perderse y disfrutando de la velocidad".

En mayo inicia una multitudinaria gira que le llevará por toda Argentina y que arrancará en loor de multitudes en el Luna Park de Buenos Aires, emblemático recinto con capacidad para 10.000 personas. Cinco de sus seis citas previstas ya han colgado el cartel de "no hay entradas".

"Es conmovedor", señala Pintos, que califica este éxito de convocatoria como algo "consagratorio" desde un punto de vista artístico, pero aún más respecto a lo que representa de su capacidad de comunicación con su público.

Presentará "Abel" (Sony Music), su noveno disco, amén del primero que produce directamente y también el primero que se edita en el exterior, por ejemplo en España, a cuyas tiendas ha llegado esta semana.

"Este disco trata de aceptar. Todo lo que aceptamos queda detrás de nuestro nombre como un símbolo para los demás. Cuando aceptamos algo es cuando se alcanza la verdadera objetividad, necesaria para estar al tanto de todo el radio de una situación y para poder gobernarla", explica sobre su contenido.

Define su obra como "ecléctica" y advierte sobre todo la influencia del folclore argentino y latinoamericano practicado por Mercedes Sosa -"por ella empecé en la música", afirma-.

De su mano, llegó a Charly García, Sting, Rubén Blades, Joaquín Sabina y Joan Manuel Serrat, pero también cita referentes tan diversos como Roberto Carlos y José Luis Perales, por influencia de su madre, y a Nirvana, Sepultura y Metallica, heredados de las escuchas de sus hermanos mayores.

Como corresponde a alguien que se describe como "una persona romántica", ensalza la búsqueda del "amor genuino, no tanto la cursilería". "Aunque puedo ser cursi también con todo el derecho", apunta entre risas.

Advierte cierto paralelismo con otros artistas jóvenes que han alcanzado un importantísimo estatus de popularidad en sus respectivos países, como Santi Cruz en Colombia, Jesse & Joy en México o Pablo Alborán en España.

"Creo que es porque hacemos canciones y escribimos nuestra historia, proponemos cosas. No hacemos la versión de la versión. Eso toma su tiempo para definir un lenguaje propio en la música, pero una vez conseguido, es cuestión de encontrar quiénes lo entienden. El crecimiento entonces llega de forma casi natural", opina Pintos, que anuncia su intención de regresar pronto a España.

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