Alfredo Fraile: He ayudado a que Julio Iglesias sea una leyenda

  • Alfredo Fraile fue representante de Julio Iglesias durante 15 años, una confianza ciega en el cantante le llevó a promocionarle por todo el mundo y a cimentar una carrera llena de éxitos profesionales, por lo que no esconde ninguna modestia al afirmar que ha ayudado a que "sea una leyenda".

Inmaculada Tapia

Madrid, 10 mar.- Alfredo Fraile fue representante de Julio Iglesias durante 15 años, una confianza ciega en el cantante le llevó a promocionarle por todo el mundo y a cimentar una carrera llena de éxitos profesionales, por lo que no esconde ninguna modestia al afirmar que ha ayudado a que "sea una leyenda".

Por mucho que se empeñen otros en "colgarse medallas", "el éxito de Julio es suyo y mío, de los dos. Yo sé lo que hice por él y lo que le obligué a hacer", declara Fraile en una entrevista a EFE Estilo.

"Secretos confesables" (Península) es el libro en que Alfredo Fraile (Madrid, 1943) desgrana algunos de sus avatares -"solo los confesables"- al lado de Julio Iglesias, Adolfo Suárez, Silvio Berlusconi o Javier de la Rosa y los inversores de KIO.

Como si hubiera tenido siete vidas, Fraile hila un acontecimiento tras otro, una anécdota que te lleva desde la carcajada a la sorpresa y a la certidumbre de que son muchas las cosas que no cuenta.

Desvela que entre sus jefes hay un denominador común: "Todos eran fascinantes y cautivadores", aunque de cada uno era capaz de ver lo "bueno y lo malo".

"Hay que tener amigos hasta en el infierno, pero hay que saber cuidarlos", sentencia, una de las cualidades que reprocha a Julio Iglesias, que cree que no leerá el libro, pero si lo hace "no se lo tomará a mal", porque su imagen no queda dañada.

Explica que se fue de su lado por "cansancio", la lucha por su éxito le acabó "desgastando".

"He dormido más noches con Julio que con mi mujer", comenta sobre aquellos momentos en los que la globalización no alcanzaba a los medios de comunicación y había que empezar de cero en cada país.

Advierte que como todos los creadores y artistas "Julio era muy inseguro. Era su peor enemigo".

Sin embargo, cuenta que se "enganchó" a ese ir y venir, a una vida de éxito, porque "no tiene otra vida. No tiene otra cosa más que su carrera".

Para explicar el éxito de su triunfo parafrasea al propio artista: "Yo no canto, encanto", además de una enorme dosis de trabajo, perseverancia, creatividad y perfeccionismo.

Describe la relación con sus hijos con muchos altos y bajos. Mucho se ha hablado de las desavenencias con su hijo Enrique, una relación que se deterioró cuando el joven cantante comenzó su carrera artística, "porque su padre no le perdona no haberle pedido consejo".

"Una actitud muy acertada, porque si lo hubiera hecho no habría despegado nunca. Julio sabe de Julio", pero no de las nuevas generaciones que "arrastra su hijo".

Trabajar junto al artista ha marcado la carrera profesional de este gurú de la comunicación, que para muchos continúa siendo el mánager de Julio Iglesias, una circunstancia que le abrió las puertas de la política al convertirse en asesor de comunicación del expresidente Adolfo Suárez.

"Me cautivó su sentido de la responsabilidad. Era un hombre de Estado, siempre pensaba primero lo que le podía venir bien a España", dice, mientras recuerda su capacidad de "seducción" y cómo nunca quiso aprovechar en su beneficio su actitud en el Congreso durante el golpe de estado del 23-F.

No califica de fracaso el trabajo con el entonces partido Alianza Popular, pero si manifiesta un cierto descontento sobre cómo se desarrollaron los acontecimientos.

"Con Fraga me di cuenta de que no podía trabajar". La llegada de Antonio Hernández Mancha a la presidencia nacional del partido parecía que podía desembocar en una relación profesional fructífera, pero finalmente observó que se trataba de mover "un diplodocus", una estructura difícil de cambiar y abandonó el proyecto.

No reconoce al Silvio Berlusconi de los últimos años. "Ha sido mi mejor jefe", era un "gran trabajador", asegura.

A él le reconoce una humanidad que no ha sentido con otros jefes, porque "te hace sentir como de la familia. Se preocupa de lo que afecta personalmente a la gente que tiene cerca".

"El Silvio que yo conocí no tiene nada que ver con el de ahora", sentencia.

Explica que cuando algo le defrauda o no se siente bien se va. Y reconoce su suerte al haber podido "elegir" a sus jefes.

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