"American Monroe", un tremendo drama desde el punto de vista de un optimista

  • Es optimista por naturaleza y tiene una risa contagiosa e imparable, pero eso no ha impedido que el belga Felix Van Groeningen haya realizado una película profunda, dura e infinitamente triste, un trabajo "muy catártico" que le ha valido una nominación al Óscar al mejor filme en lengua no inglesa.

Alicia García de Francisco

Madrid, 14 feb.- Es optimista por naturaleza y tiene una risa contagiosa e imparable, pero eso no ha impedido que el belga Felix Van Groeningen haya realizado una película profunda, dura e infinitamente triste, un trabajo "muy catártico" que le ha valido una nominación al Óscar al mejor filme en lengua no inglesa.

"Yo nunca hubiera hecho esta película" si no hubiera sido por la obra de teatro de Johan Heldenbergh. "Nunca he tenido una experiencia tan sobrecogedora" como la que cuenta este filme, reconoce Groeningen en una entrevista con Efe.

"Alabama Monroe" cuenta la historia de cómo una pareja que vive en el campo y se dedica a la música se enfrenta al cáncer que le diagnostican a su hija, de tan solo cinco años.

Una película que hizo pasar al director por una época "menos divertida" de lo que en él es habitual, pero que le hizo salir con más fuerzas para enfrentarse en la realidad a problemas como el que narra su filme.

"Yo hago películas para hacerme la vida más fácil, para mejorar mi forma de enfrentarme a los problemas de la vida" y espera que también sirvan para ayudar a los espectadores que las vean, que a fin de cuentas es el objetivo de todo realizador.

Basada en la obra de teatro de Heldenbergh, el director ha tratado de ser fiel pese a que el autor le dio total libertad a la hora de adaptar su historia.

Pero consideró que la obra en sí misma funcionaba a la perfección y respetó todo, en especial el gran protagonismo de la música, que se convierte en un personaje más de la historia.

Al leer la historia "te das cuenta de que la música era parte de los que les pasaba a los personajes", que viven alrededor de un género muy concreto, el bluegrass.

Una música que ayuda en cierto modo a facilitar la digestión de una historia que en ningún momento oculta su dramatismo o crudeza, como reconoce el director.

"El primer día rodamos en el hospital una escena entre Elise (la madre) y Maybelle (la niña). Comencé a llorar y no podía parar. Fue lo más duro. Pero es lo que buscar como director, crear esa emoción", explica.

Una emoción que transmite en especial Nell Cattryse, la niña que interpreta a Maybelle y que salió de una dura y larga selección de entre casi 200 pequeños actores.

Su naturalidad a la hora de interpretar a una niña enferma de cáncer es lo más destacado para el director, que asegura que el rodaje con la pequeña fue muy simple.

"Entendía muy bien todo. Sus padres son profesores y nos ayudaban a explicarle las cosas", recuerda Van Groeningen, que asegura que las escenas más duras, como en las que la niña aparece sin pelo, fueron las más fáciles de rodar porque para ella era como un juego.

Y en cuanto a los padres, tuvo claro desde el principio que quería a Veerle Baetens, que ganó el premio del Cine Europeo a la mejor actriz, y a Johan Heldenbergh, al que eligió porque Didier "era él" y no porque se sintiera presionado por el hecho de que fuera el autor de la historia.

Una historia que ha conquistado a los espectadores europeos con su original mezcla de amor, música, dolor y humor, que aunque poco también lo hay, y que llega mañana a las pantallas españolas.

Un claro reflejo de la personalidad del director que reconoce ser un poco "bipolar" y que no tiene miedo de "ir hacia la melancolía o la tristeza", aunque insiste en que es fundamentalmente optimista y que le gusta divertirse "tanto como sea posible".

Así que cuando piensa en el Óscar, lo hace de forma positiva, aunque reconozca la calidad de los "increíbles" trabajos con los que competirá: "The Hunt" ("La caza"), del danés Thomas Vinterberg; "La grande bellezza" ("La gran belleza"), de Paolo Sorrentino; "The missing picture", del camboyano por Rithy Panh, y "Omar", del palestino Hany Abu-Assad.

"Tengo altibajos. En algún momento soy muy optimista y en otras vuelvo a la realidad. Pero la película ya ha ganado mucho si se compara con otros filmes".

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