Ángel Garó demanda más humor y menos programas "zafios" en televisión

Valladolid.- El actor y humorista gaditano Ángel Garó, que recala mañana en Valladolid con la "hilarante" obra de teatro "Como te mueras... te mato", demanda, durante una entrevista concedida hoy a Efe, "más humor y menos programas zafios en televisión".

"Personalmente, creo que la programación televisiva debería limpiarse con programas más divertidos en vez de abogar por algunos zafios que no hacen otra cosa que embrutecer a la gente. Recomendaría que se olvidasen de las vidas ajenas y se acercasen de nuevo a los artistas que nos hemos preparado para hacer feliz al espectador", ha explicado.

Y es que, para Ángel Garó, actor cómico de 44 años que se granjeó un nombre en el programa "Un, dos, tres", de Chicho Ibáñez Serrador, "un medio tan importante como la televisión no está consiguiendo que la gente pase ratos divertidos y sólo se dedica a contar escándalos y miserias. Bueno, no todas".

En este sentido, el actor tiene claro que lo más gratificante de su oficio es "hacer pasar a la gente un rato de felicidad. Vale oro y más con los tiempos que corren en los que la crisis económica es también anímica", puntualiza.

Precisamente, eso es lo que pretende con la "sorpresiva" 'Como te mueras... te mato', que mañana y el sábado en doble sesión acerca al Teatro Carrión de Valladolid, donde llega avalada tras un éxito "arrollador" en el Teatro Amaya de Madrid que obligó a prorrogarla dos veces.

En la misma, Garó interpreta a Melisa, su primer papel caracterizado como mujer, algo que, para él, supuso "un reto desde el primer momento", dado que, según detalla, tiene "la obligación de serlo" y alejarse de "la idea del travestismo" que reflejó, por ejemplo, Dustin Hoffman en "Tootsie". "Cuesta mucho trabajo crear una realidad de una irrealidad", añade.

"Yo había interpretado de todo pero en este caso nunca me había metido en la piel de una mujer con una caracterización de este tipo. Me tengo que vestir de mujer para que dentro del naturalismo de la obra sea más creíble. Ha sido un trabajo físico importante, porque la obra es dura y a veces tengo que hacer malabarismos para llevar a cabo el personaje", señala Garó.

Asimismo, da fe de que la preparación física "ha sido muy dura y casi de atleta".

Para Ángel Garó, el secreto de la buena acogida de la obra es el "esfuerzo, junto a todos los compañeros, por mostrar los siete pecados capitales en un solo personaje".

"Aunque todo gira en torno a una herencia, el dinero es casi lo secundario. Lo más interesante es ver las miserias humanos y todo ello llevado en clave de suspense y comedia, porque hay veces que son verdaderamente hilarantes las situaciones que se producen. Los monólogos míos son muy surrealistas, aunque también hay momentos que dan hasta un poco de miedo. Es un auténtico cóctel molotov", dice.

Su personaje había sido interpretado anteriormente por Belinda Washington, aunque, a su juicio, Garó le ha impregnado una "mayor fuerza", al mismo tiempo que asevera que esta experiencia le ha hecho "descubrir otras alegrías como compartir escenario" y conocerse "en otras tesituras", puesto que antes sólo había actuado en solitario.

Pero su protagonismo no se diluye en esta obra en comparación con otras actuaciones, ya que el componente improvisado de su personaje es del "treinta por ciento".

"Hay ciertas partes de mis monólogos en las que intento darle una mayor frescura a la obra y así animar a mis propios compañeros. Me gusta ponerles en la cuerda floja. De todos modos, asumo un mayor grado de espontaneidad dependiendo del público. De formación profesional sé lo que pide. Tengo carta blanca pero no me desligo del texto del directo. Trabajo mucho el naturalismo".

De momento, está centrado con "Como te mueras... te mato", escrita y dirigida por Rafael Pence, a pesar de que guarda en la recámara el proyecto de una serie de ficción para televisión, el medio en el que explotó a pesar de que reconoce abiertamente que el teatro, "profesionalmente, da más satisfacciones".

"A nivel económico, la televisión", apostilla Ángel Garó, quien destacó que sus mayores "bravos" los ha recibido sobre un escenario, donde se forja un actor, como en su caso.

Es carne de teatro, pero al margen de su vocación, su vena artística se traslada hasta el coleccionismo de obras de arte y la restauración, sus otras dos pasiones.

"Desde pequeño siempre me ha encantado dibujar y siempre he sido un apasionado de la escultura. Con mi primer dinero, en vez de comprarme unas sillas que me hacían falta, compré un niño Jesús del siglo XIX. Soy un coleccionista al que le gusta más la parte docente y ahora estoy trabajando en un proyecto para centrar más mi restaurante-museo en la faceta museística", sentencia.

Por Antonio Aragón Blanco