Antonio Soler dice que "no me interesa ser un burócrata de la literatura"

  • Madrid 25 mar .- A Antonio Soler le gusta "arriesgarse al máximo" en cada libro porque, si no lo hiciera, sería "una especie de burócrata o funcionario literario". Por eso, en su nueva novela, "Lausana", se mete en la piel de una mujer madura para reflexionar sobre el paso del tiempo, la infidelidad y el papel de la memoria.

Antonio Soler dice que "no me interesa ser un burócrata de la literatura"
Antonio Soler dice que "no me interesa ser un burócrata de la literatura"

Madrid 25 mar .- A Antonio Soler le gusta "arriesgarse al máximo" en cada libro porque, si no lo hiciera, sería "una especie de burócrata o funcionario literario". Por eso, en su nueva novela, "Lausana", se mete en la piel de una mujer madura para reflexionar sobre el paso del tiempo, la infidelidad y el papel de la memoria.

"Yo no quiero ser un burócrata de la literatura. Quiero ser escritor que para mí, por definición, es ser investigador de personajes, de modos de narrar y de mundos a explorar", afirma el escritor en una entrevista con Efe en la que explica las claves de su nueva novela, que acaba de publicar Mondadori y que constituye un deslumbrante ejercicio de introspección.

La idea del libro se concretó en un viaje en tren que Soler (Málaga, 1956) hizo de Lausana a Ginebra, en el que coincidió con "una señora de unos setenta años, que parecía una mujer anodina que nunca habría tenido grandes aventuras. De pronto se puso a hablar español con una pareja que subió al tren", contaba Soler, galardonado con premios tan importantes como el Herralde, el Nacional de la Crítica, el Primavera de novela y el Nadal.

Pero, antes de ese viaje, Soler llevaba un tiempo "pensando en la posibilidad de escribir desde el punto de vista de una mujer, y quería también una novela con elementos narrativos en apariencia mínimos, pero que tuviera mucha profundidad".

"Yo tengo la teoría de que cada uno de nosotros lleva una vida normal, sin grandes peripecias y aventuras novelescas, pero tiene dentro mucho que contar, muchos sueños, frustraciones, enamoramientos, ilusiones", señala el novelista.

En los 45 minutos que dura el viaje de Ginebra a Lausana- el mismo que el del escritor, pero en sentido contrario-, la protagonista de la novela, Margarita Vera, una mujer poco agraciada, repasa su vida y se deja asaltar por los recuerdos, dolorosos y crueles porque durante años soportó que su marido le fuera infiel con una de sus amigas, Susanne, una brillante y atractiva violinista.

Ante esa infidelidad, y los consiguientes celos, Margarita "sólo quería sobrevivir, esperar, guardar silencio" y, en suma, "resistir" lo que hiciera falta para "no convertirse en una divorciada mantenida y que sus amigas la mirasen con compasión". Pero también "aguanta por amor", porque ella lo sigue queriendo y quiere conservarlo a toda costa.

"La protagonista es una mujer débil, apocada, pero una vez que se mete en su concha de caracol aguanta mucho y encuentra capacidad para resistir largos inviernos", afirmó Soler, a quien no le ha sido difícil meterse en la piel de una mujer porque, "desde pequeño", le interesó "mucho" el mundo femenino, sus conversaciones y sus sentimientos.

Los celos y "la postergación que suponen" son uno de los motores narrativos de "Lausana". "Uno siente que otra persona te está usurpando tu papel en el mundo, que hay alguien superior a ti y que tú has tenido acceso sólo a una parte de tu pareja; hay alguien que conoce la otra cara de la luna", comenta el autor de "El camino de los ingleses" (Premio Nadal 2004).

La protagonista de "Lausana" es una perdedora, y a Soler se le da bien ese tipo de personajes, aunque lo que más le interesa es "la gente que se aventura y tiene la audacia de meterse en vericuetos. Aquí no es el caso. Ella no quiere nada especial en la vida e, incluso al elegir a su marido, busca la tranquilidad".

"Pero sí tengo claro que una novela, un relato, lo que aborda es un conflicto. A mí contar historias de la felicidad no me interesa, porque no dan para nada", asegura el autor de "Las bailarinas muertas", para quien la literatura es su "tabla de salvación".

Uno de los recuerdos que "más grabado" tiene Soler de su infancia y adolescencia "era el de la incomprensión, el no saber bien en qué consistía el teatro de la vida" ni cuál era su papel en ella.

"Tenía una sensación de no estar en armonía con el mundo, y así atravesé mi adolescencia y mi primera juventud. Y cuando yo empecé a escribir fue como si realmente hubiera encontrado mi lugar en el mundo. Y por eso digo que la literatura nace de la incomprensión y sirve para tratar de explicarse el mundo", subraya.

Considerado "un escritor de ley" por José Manuel Caballero Bonald, cuya cita "quien recuerda miente" abre la novela, Soler dice que dedicarse a la literatura "tiene un componente placentero, aunque también es duro". "Pero nadie te ha puesto una pistola en el pecho", concluye.

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