Apuleyo Mendoza describe el "calvario" de Colombia desde la mirada europea

  • Madrid.- Plinio Apuleyo Mendoza García, escritor, periodista y diplomático colombiano, tenía "necesidad de expresar lo vivido" y para ello recurrió a sus recuerdos de juventud en Colombia y a los de 35 años vividos en Europa para armar una historia que vinculase los dos mundos.

Apuleyo Mendoza describe el "calvario" de Colombia desde la mirada europea
Apuleyo Mendoza describe el "calvario" de Colombia desde la mirada europea

Madrid.- Plinio Apuleyo Mendoza García, escritor, periodista y diplomático colombiano, tenía "necesidad de expresar lo vivido" y para ello recurrió a sus recuerdos de juventud en Colombia y a los de 35 años vividos en Europa para armar una historia que vinculase los dos mundos.

El resultado es "Entre dos aguas", una novela en la que Mendoza crea un periodista colombiano que regresa a su país para investigar la muerte de un hermano suyo, militar de carrera muerto en extrañas circunstancias.

En una conversación con Efe en Madrid, Plinio Apuleyo Mendoza explicó que debió ingeniarse una "arquitectura narrativa" en la que el protagonista tuviera "el punto de vista" europeo sobre las cosas que pasan al otro lado del Atlántico.

"Era la manera de interesar al lector europeo; de lo contrario, el calvario que se vive en Colombia queda muy ajeno, muy lejano", dice Mendoza.

Una vez decidido este punto de vista, está el "punto de partida, que debe ser la experiencia vivida", porque el emigrado, el que vive tanto tiempo fuera de su país, resulta "perseguido" por una serie de vivencias, las nuevas, adquiridas en la tierra a la que llegó, y al mismo tiempo "los recuerdos permanentes de su país, con el que no pierde nunca el contacto".

"Como lo fue en un tiempo de España -recuerda Mendoza-, esta es una realidad de muchos países, entre ellos Colombia, que tiene casi cinco millones de expatriados", gente que tiene una "condición principal" que es la de dejar la vida -recuerdos, amigos, vivencias- "repartida" por los lugares por donde ha pasado.

Una historia que tiene "mucho de autobiográfico" porque "como toda novela, sin excepción, hay elementos de la vida, vivencias propias vestidas para ser escritas", dice Mendoza recordando unas palabras de su amigo el autor peruano Mario Vargas Llosa.

Con respecto a la literatura latinoamericana actual, el escritor ve un problema para su difusión: "En la medida en que los países tienen experiencias propias, no compartidas con Europa, la literatura se impregna con elementos propios de su país, y eso la puede aislar".

A diferencia -añade- de los años del "Boom" latinoamericano, cuando aparecieron firmas como Gabriel García-Márquez, Vargas-Llosa, Julio Cortázar, Carlos Fuentes u Octavio Paz, que, una vez roto el aislamiento, se convirtieron en autores de la literatura universal, como cualquiera otros.

Además, Plinio Apuleyo Mendoza reconoce que aquello de que un autor latinoamericano debía triunfar antes en España para ser conocido en América ha cambiado. Ahora el proceso es más "selectivo" porque las editoriales publican para el mercado local con la idea de "ya veremos".

"Si el autor triunfa en su país entonces podrá salir al mundo. Son los factores del mercado y a veces hay injusticias", apunta Apuleyo Mendoza.

Y no deja de ser problema, según el autor colombiano, que "un libro que tiene éxito en Argentina no lo tiene en México y viceversa".

Ha escrito otras obras como "El desertor, años de fuga", "Cinco días en la isla" o "Zonas de fuego", entre otras, pero tiene ganas de escribir más y le gustaría hacerlo con su memorias.

"Uno tiene que seguir como si la vejez no le cayera encima", dice Mendoza, entusiasmado con la idea de contar "una vida llena de experiencias".

Entre ellas están algunos hechos históricos que vivió en primera persona, como la llegada de Fidel Castro a La Habana, la ayuda que debió prestar en el entierro de Pablo Neruda o su experiencia con los escritores del "Boom" de los años 70.

A sus 80 años, Plinio Apuleyo es un autor "arrepentido amargamente" de no haberle dedicado más tiempo a la narrativa. Reconoce que ha sido un "error" pero también que "la necesidad de ganarse la vida" le hizo trabajar en otras cosas. "Mea culpa, pero ya es tarde".

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