Arts Santa Mónica muestra aspectos desconocidos de la trayectoria de Monzó

  • Barcelona.- Aspectos desconocidos de la trayectoria del escritor Quim Monzó, desde sus orígenes familiares al viaje a la guerra del Vietnam de 1973, su estancia en Nueva York a comienzos de los 80 o la influencia del síndrome de Tourette en sus creaciones se repasan desde hoy en una exposición dedicada al autor barcelonés.

Arts Santa Mónica muestra aspectos desconocidos de la trayectoria de Monzó
Arts Santa Mónica muestra aspectos desconocidos de la trayectoria de Monzó

Barcelona.- Aspectos desconocidos de la trayectoria del escritor Quim Monzó, desde sus orígenes familiares al viaje a la guerra del Vietnam de 1973, su estancia en Nueva York a comienzos de los 80 o la influencia del síndrome de Tourette en sus creaciones se repasan desde hoy en una exposición dedicada al autor barcelonés.

Autor de cuentos y novelas, columnista diario, autor de reportajes de actualidad relacionados con los grandes conflictos internacionales, colaborador de radio y televisión, y con una obra traducida en todo el mundo, Quim Monzó (Barcelona, 1952) es uno de los escritores catalanes más reconocidos.

Con este proyecto la Institución de las Letras Catalanas y Arts Santa Mónica retoman la línea de exposiciones literarias iniciada por el KRTU con las exposiciones dedicadas a J. V. Foix, Josep Pla, Joan Perucho, Josep Palau Fabre o Joan Brossa, y que tendrá continuidad el próximo año con una muestra sobre Joan Salvat Papasseit.

El crítico literario Julià Guillamon, gran conocedor de la obra de Quim Monzó y comisario de la exposición, ha explicado que esta exposición es un proyecto que viene de lejos, de cuando la exposición de Palau Fabre, a la que invitó al propio escritor a verla y le gustó mucho. "Desde entonces vi la idea de dedicar una exposición a Monzó", ha dicho.

Según Guillamón, ha habido una comunicación total con el escritor, quien "nos daba ideas divertidas, pero siempre manteniéndose muy respetuoso con nuestras propuestas".

El comisario ha subrayado que "lejos de una exposición del culto a la personalidad", querían mostrar que Monzó ha sido "como una especie de sismógrafo de la situación y de los temas del país en los últimos treinta años".

La exposición, que estará abierta al público hasta el 11 de abril, propone un doble recorrido: el primero, cronológico, con tres etapas, la contracultura, los años 80 y el mundo después de 1992; y un segundo, temático, que presenta diez temas que aparecen transversalmente en toda la obra de Monzó.

Esos temas recurrentes, como el orden, el absurdo, la repetición, la enfermedad, el sexo, el amor, la familia o la información, son presentados vinculados a los retratos de Monzó realizados por el fotógrafo Pedro Madueño.

En el primer recorrido, la obra de Monzó aparece en el contexto de su época, en contacto con la obra de otros creadores, mientras que en el segundo se presentan sus fuentes de inspiración, las motivaciones profundas, los modelos literarios.

Según Guillamón, en la exposición de Arts Santa Mónica están representadas todas las facetas de Monzó, no sólo como escritor, sino también "el personaje televisivo, el periodista, el cineasta experimental, el columnista o el humorista".

Uno de los aspectos más innovadores de la muestra hace referencia al mundo familiar, con una lectura cruzada de textos y fotografías, o su relación con la época underground en los años 70, una vertiente poco explicada, que incluye sus viajes a la guerra de Vietnam, Irlanda del Norte y Tanzania, sus lecturas, el trabajo de diseñador, el compromiso político, el cine y la literatura experimentales.

En la presentación, el propio Monzó, que se ha autodefinido como "el objeto del análisis", ha ironizado sobre el proyecto: "Al principio Guillamón me dijo que yo no tenía que hacer nada, pero ese 'no hacer nada' se convirtió en los últimos seis meses en una intromisión constante de un individuo en tu casa, que mira los armarios y los cajones y no para de preguntarte por esta u otra foto".

Con su flema habitual, ha señalado: "Si yo estuviera jubilado, estas visitas habrían sido una distracción, pero yo quiero leer y escribir cada día, y estas intromisiones eran cada vez más constantes. Me quejo, pero me quejaría más si no se hubiera hecho así, porque me cabrearía si después hubiera visto un error".

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