Bilbao constata, a mitad del verano, el perfil bajo de esta temporada taurina

Paco Aguado

Bilbao, 25 ago.- Las Corridas Generales de Bilbao, la cita más importante y exigente del verano, han constatado, con sus muy tibios resultados artísticos, el bajo perfil de la temporada taurina española de 2014.

Dando por válido el paralelismo ciclístico, que la considera el "puerto de montaña" más duro de mitad de campaña por la seriedad del toro que se lidia en su ruedo, la feria bilbaína ha servido para medir con mucha precisión el estado de forma de la mayoría de los toreros de la parte alta y media del escalafón.

Y los resultados, en un abono que se preveía de fuerte competencia entre las figuras y con el agravante de un largo número de astados con posibilidades de triunfo, han mostrado un panorama bastante preocupante en el escalafón de matadores. Y ha confirmado, como verdadera prueba de fuego, el bajo nivel artístico de la temporada.

Entre los pocos toreros que salen bien parados de la feria de la capital vizcaína sobresalen el extremeño Miguel Ángel Perera y del sevillano Morante de la Puebla.

Perera, que emborronó con estocadas defectuosas dos faenas de más que merecido premio, hizo valer el pletórico momento de forma por el que atraviesa desde sus salidas a hombros en San Isidro.

El de Badajoz estuvo muy valiente y firme con un áspero toro de Jandilla y también muy seguro con otro de Domingo Hernández del que paseó la única oreja que se le concedió, aunque su faena a "Hechicero", premiado con la vuelta al ruedo y sin duda el mejor y más bravo astado de la feria, dejó en el aire ciertas incógnitas.

Para el recuerdo, más allá de la otra también solitaria oreja que la premió, quedó la faena de Morante de la Puebla a un toro de Núñez del Cuvillo, de cuya simplona nobleza sacó oro el artista sevillano en su desigual mano a mano con José María Manzanares.

Esos dos en el haber de Perera y Morante fueron los trofeos de más peso de los sólo seis que pasearon en el abono los matadores de alternativa. Porque los que obtuvieron Juan del Álamo, el mexicano Joselito Adame, El Juli y El Cid no pasaron de ser triunfos menores en una feria donde no se provocaron grandes clamores.

En el más amplio apartado de las decepciones debe incluirse al Juli que cortó una oreja a los de Domingo Hernández pero que se mostró como una sombra de sí mismo con el peor lote de La Quinta, para seguir sin remontar una temporada que se le ha puesto muy cuesta arriba en todos los sentidos.

Pero aún más decepcionante, y preocupante, fue el paso de José María Manzanares por Bilbao, al desperdiciar con ventajas y dudas un lote de toros de Domingo Hernández que le ofreció en bandeja un sonoro triunfo. Y del mismo modo, tampoco el vasco Iván Fandiño sacó nada positivo de su doble comparecencia en la plaza de su tierra.

En cambio, los grandes triunfadores del abono bilbaíno han pertenecido a otros escalafones, ya que sólo el rejoneador Hermoso de Mendoza fue capaz de cortarle las dos orejas a un mismo cuatreño, con la consiguiente salida a hombros, mientras que el novillero extremeño José Garrido llegó a cortar hasta seis trofeos en su encerrona de la matinal del 22 de agosto.

Tan escueto balance artístico, al que hay que sumar la oreja concedida a Andy Cartagena en el opaco festejo de rejones, contrasta y hasta choca con la larga nómina de toros de triunfo que han pisado el ceniciento ruedo bilbaíno.

Los hubo, hasta en tres o cuatro casos, en la noble pero descastada corrida de Alcurrucén; en el surtido del "mano a pata de Ponce y Hermoso; en la de Núñez del Cuvillo, en la de Garcigrande-Domingo Hernández; en la floja de La Quinta y, por supuesto hasta en la de Victorino Martín.

Sólo el evidente peligro de algunos "jandillas" y el pésimo juego de los de Fuente Ymbro desentonaron en un abono con más toros que toreros y que ha tenido una muy desigual respuesta de público.