Biógrafo cree "triste" que centenario Menéndez Pelayo se reduzca a algo local

  • Manuel Serrano Vélez, que ha publicado la biografía "Menéndez Pelayo, un hombre contra su tiempo" en el centenario de su muerte, ha considerado "triste" y "absurdo" que esta fecha pase casi desapercibida y su conmemoración quede "reducida a algo local", con algunos actos en su Santander natal.

Alfredo Valenzuela

Sevilla, 6 oct.- Manuel Serrano Vélez, que ha publicado la biografía "Menéndez Pelayo, un hombre contra su tiempo" en el centenario de su muerte, ha considerado "triste" y "absurdo" que esta fecha pase casi desapercibida y su conmemoración quede "reducida a algo local", con algunos actos en su Santander natal.

"Es increíble que ningún especialista académico, de la Lengua o de la Historia, haya publicado algún texto, que no se haya celebrado un congreso que valore su obra, que la Biblioteca Nacional ni la Universidad de Barcelona hayan hecho algo, con lo importante que Menéndez Pelayo fue en esa universidad", ha dicho a Efe Serrano, cuya biografía ha sido publicada por la andaluza Almuzara.

En opinión de Serrano, "la izquierda siempre minusvaloró a Menéndez Pelayo, porque en una sociedad sectaria bastaba que el franquismo se apropiara de su figura para que la izquierda lo ignorara", con las excepciones de Luis Araquistáin y, más reciente, de Juan Goytisolo, entre otros.

"La derecha tampoco lo admitió del todo, por su independencia, por su amistad con Galdós y Clarín, porque no era centralista, fue pro-catalán, dio discursos en catalán y defendió las literaturas periféricas", consideró Serrano sobre las razones de su olvido.

El biógrafo destacó la paradoja de que "sin la obra de Menéndez Pelayo, Blanco White, el Abate Marchena y otros grandes liberales españoles del XIX no se conocerían hoy", porque, consideró, "él fue el primero que habló de ellos y que los admiró literariamente" en su "Historia de los Heterodoxos españoles".

Serrano recordó sobre los "Heterodoxos", obra de la que Buñuel dijo que se leía como una novela, que se sigue reeditando y que Menéndez Pelayo escribió con 23 años, que su autor "reconoció al final de su vida que había hecho juicios de valor injustos contra algunos de esos liberales, aunque algunas ediciones no incluyen el prólogo que escribió al final de su vida", en el que admitía esos errores.

"No fue un moralista, y esa figura suya clerical y conservadora está totalmente desdibujada; fue un hombre abierto, y más valorado fuera que dentro de España, como demuestran los hispanistas anglosajones, y en Latinoamérica fue como un dios", añadió su biógrafo, quien también destacó la vigencia de su canon literario: "Nunca se equivocó en sus juicios literarios, salvo con Góngora."

Serrano definió a Menéndez Pelayo "como la mayor aportación al pensamiento intelectual europeo por parte de un intelectual español, junto con Ortega".

Y añadió que la obra de Menéndez Pelayo "Historia de las ideas estéticas en España" es "un libro sin igual hasta ahora, que no es sólo una historia de las ideas en España, sino en el mundo".

En el olvido de Menéndez Pelayo, según su biógrafo, también ha pesado su enfrentamiento con los krausistas y con la Institución Libre de Enseñanza, "con la que -dijo- fue injusto y que consideró la antítesis de lo que debía ser la educación en España".

Sin embargo, "sus amigos fueron no creyentes, liberales, de izquierdas o escépticos, como Juan Valera", mucho mayor que él y por quien siempre sintió veneración.

Además, subrayó que en los 23 tomos de su epistolario -sus obras completas se elevan a 80 volúmenes- hay cartas de "las principales figuras españolas, europeas e hispanoamericanas" de su tiempo.

Serrano recordó como algo "ridículo" la polémica de hace unos años sobre el cambio de ubicación de su estatua en la Biblioteca Nacional: "Aquello no lo entendió nadie; y hubiera sido un escándalo; para todos los que frecuentamos la Biblioteca Nacional, si alguien merece esa estatua es él", precisó.

Serrano ha titulado la biografía de Menéndez Pelayo "Un hombre contra su tiempo" porque, explicó, en su época "el laicismo se estaba imponiendo en todo el mundo, y cada vez había más diferencia entre la Iglesia y el Estado" mientras él defendía la monarquía católica, y "no creía en la libertad de cátedra ni de ciencia; porque entendía que no era un asunto de libertad, sino de verdad".

El biógrafo aseguró haberse ocupado también de "las sombras" en la vida de Menéndez Pelayo como el hecho de que "nunca tuvo un hogar, vivió en una habitación de la Academia de la Historia como un estudiante; eso -precisó- y el alcohol le llevaron a morir pronto".

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